Las incógnitas que sobrevuelan el juicio político a Donald Trump

  • El segundo 'impeachment' al presidente Donald Trump, que ya tiene una votación favorable de la cámara baja del Congreso norteamericano, solo una semana después de que el presidente incitara a una multitud de partidarios a asaltar el Capitolio, avanza a una velocidad extraordinaria. Las particulares circunstancias políticas en los Estados Unidos ponen a prueba los límites del proceso en sí, al tiempo que plantea preguntas que nunca antes se habían formulado.
  • Un proceso abierto pero de final aún incierto

El impeachment es una de las herramientas más importantes que la Constitución otorga al Congreso para exigir la responsabilidad a los más altos cargos del gobierno, incluido el presidente, por mala conducta y abuso de poder.


Según el sistema constitucional americano, los miembros de la cámara baja deben considerar si acusan al presidente. La votación de los representantes equivale a una acusación en un caso penal. Son los miembros del Senado los que consideran si lo destituyen o no, tras la celebración de un juicio en el que los senadores actúan como miembros de un jurado. Los senadores, según lo establece la Constitución, deben juzgar, por tanto, si el presidente ha cometido «traición, soborno u otros delitos graves y faltas».

La votación de la cámara baja requiere solo una mayoría simple de legisladores para acusar el presidente. El voto destitutivo del Senado requiere, en cambio, una mayoría de dos tercios de los senadores.

La propuesta acusatoria, elaborada por los representantes David Cicilline de Rhode Island, Ted Lieu de California, Jamie Raskin de Maryland y Jerrold Nadler de Nueva York, sostiene que el presidente Trump ha «incitado a la resurrección» y que el presidente es culpable de «incitar a la violencia contra el gobierno de los Estados Unidos».

La misma propuesta pone énfasis en la campaña de una semana de duración que el presidente Trump llevó a cabo con la intención de desacreditar falsamente los resultados de las elecciones de noviembre. Se cita directamente el discurso que Trump pronunció el mismo día del asedio, en el que les dijo a sus partidarios que fueran al Capitolio: «Si no luchas como el infierno, ya no tendrás un país».

Los defensores del impeachment afirman que el juicio político vale la pena, a pesar de que a Trump solo le quedan unos días en el cargo.

Si bien la cámara baja actuó con notable rapidez para acusar a Trump, el juicio del Senado para determinar su destitución no puede comenzar sino hasta el 19 de enero, su último día completo en el cargo. Los tiempos indican que es casi seguro que cualquier condena que recaiga no se completará sino hasta después de que Trump abandone la Casa Blanca.

Argumentos de uno y otro lado

Los demócratas han argumentado que la ofensa cometida por Trump, consistente en usar de su poder como líder y comandante en jefe de la nación para incitar a una insurrección contra el poder legislativo, es tan grave que debe abordarse incluso cuando quedan unos pocos días de su mandato. Dejarlo impune, según los demócratas, sentaría un precedente peligroso de impunidad para los futuros presidentes.

¿Queda poco tiempo? El representante Steny H. Hoyer, demócrata de Maryland y líder de la mayoría ha respondido a esta pregunta diciendo: «Sí. Pero nunca es demasiado tarde para hacer lo correcto».

Del otro lado, los republicanos, muchos de los cuales votaron a favor de revocar los resultados electorales, han afirmado que el proceso de juicio político en las últimas horas del mandato del presidente fomentará una división innecesaria y que el país debería superar el asedio de la semana pasada.

Los analistas políticos del país coinciden en que la mayor consecuencia para Trump podría ser su inhabilitación para volver a ocupar el cargo.

En principio, la decisión destitutiva del Senado no inhabilitaría automáticamente a Trump para ocupar un cargo público en el futuro. Pero si el Senado lo condenara, la Constitución permite una votación posterior para impedir que un funcionario ocupe «cualquier cargo de honor, confianza o lucro en los Estados Unidos». Esta última votación solo requiere de una mayoría simple de senadores.

Muchos consideran que esta podría ser una perspectiva atractiva, no solo para los demócratas, sino también para muchos republicanos que han puesto sus ojos en la presidencia o están convencidos de que es lo único que eliminará a Trump de su partido. Se dice que el senador Mitch McConnell de Kentucky, el líder republicano, sostiene esta última opinión.

Sin embargo, los analistas coinciden que no hay precedentes de la inhabilitación de un presidente destituido para ocupar un cargo futuro y el tema podría terminar en la Corte Suprema.

Los demócratas que controlan la cámara baja pueden elegir cuándo enviar acusación al Senado, momento en el que esa cámara tendría que actuar de inmediato para comenzar el juicio. Pero debido a que el Senado no está programado para celebrar una sesión regular hasta el 19 de enero, incluso si la cámara de representantes transmitiera inmediatamente la acusación al otro lado del Capitolio, se necesitaría un acuerdo entre los líderes republicanos y demócratas del Senado para abordarlo antes de esa fecha.

McConnell dijo el miércoles que no estaría de acuerdo en hacerlo, lo que significa que el artículo no podría ser retomado hasta el día anterior a la toma de posesión de Biden. Dado que se necesita tiempo para que el Senado establezca las reglas para un juicio político, eso significa que el procedimiento probablemente no comenzaría hasta después de que Biden fuera presidente y los demócratas tuvieran el control operativo del Senado.

“Dadas las reglas, los procedimientos y los precedentes del Senado que rigen los juicios de acusación presidencial, simplemente no hay posibilidad de que concluya un juicio justo o serio antes de que el presidente electo Biden preste juramento la próxima semana”, dijo McConnell. «A la luz de esta realidad, creo que será mejor para nuestra nación si el Congreso y el poder ejecutivo pasan los próximos siete días completamente enfocados en facilitar una toma de posesión segura y una transferencia ordenada del poder a la administración entrante de Biden», ha añadido el senador por Kentucky.

Una vez que el Senado recibe el cargo de acusación, debe abordar el tema de inmediato, ya que se trata de una cuestión prioritaria. Bajo las reglas vigentes durante décadas, la acusación es el único tema que el Senado puede considerar mientras se lleva a cabo un juicio; mientras se sustancia, no puede considerar simultáneamente otros asuntos legislativos.

El presidente electo Biden ha preguntado al senador McConnell si sería posible alterar esta regla para permitir que el Senado lleve a cabo el juicio político a Trump mientras paralelamente estudia los acuerdos de los nominados al gabinete del nuevo presidente. McConnell ha prometido a Biden que consultará el asunto con la mesa del Senado.

Pero si el desdoblamiento funcional del Senado no fuera posible, los demócratas de la Cámara de Representantes podrían optar por retrasar el envío de la acusación para que Biden tenga tiempo de obtener la confirmación de su equipo antes de que comience el juicio contra el presidente saliente.

El Senado podría llevar a cabo un juicio para Trump incluso después de que haya dejado el cargo, aunque no hay precedentes de que un presidente haya sido juzgado después de la finalización de su mandato. Otros funcionarios del gobierno, sin embargo, han sido juzgados después de su partida.

Solo dos presidentes además de Trump han sido acusados: Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. Ambos fueron finalmente absueltos y completaron sus mandatos en el cargo.

Fuente: The New York Times