
Esta insólita suspensión de actividades revela que el proyecto municipal de salir a los barrios no tenía previsto un 'plan B' para contingencias climáticas, como al parecer tampoco lo tiene la Municipalidad para ninguna época del año, excepto en verano.
Pero lo más curioso de este caso, es que la Municipalidad ha puesto en relación el estado del tiempo atmosférico con los resultados de su programa de visita a los barrios, pues en una comunicación oficial dice que «la mejora en el clima (sic) permitirá mejores resultados».
Si bien es posible que en Salta mejore el tiempo, es bastante difícil que mejore «el clima», entendido éste como el conjunto de condiciones atmosféricas que caracterizan a una región.
Entiende la Municipalidad que «el clima» es fundamental para estos encuentros, ya que -en sus propias palabras- «la Municipalidad a pleno se traslada al aire libre y pone todas sus áreas, servicios y programas en la calle, más a mano de los vecinos que, además de consultar cuestiones de su interés, participan de actividades recreativas junto a sus familias».
De lo que se desprende que la lluvia es el enemigo público número uno de la democracia barrial, un obstáculo insalvable para la realización de cualquier actividad al aire libre (mojarse no entra dentro del código de buenas prácticas municipales) y un elemento que conspira contra la felicidad recreativa de las familias.