
La banda le tira un poco de sisa pero, aun así, su decisión de competir hasta conseguir ser el próximo Gobernador de la Provincia es firme y consistente. No hay lugar para el desánimo en este empeño. Solo los que están más cerca de él saben cuán seria y firme es su determinación.
Mientras Isa desarrolla su juego, surgen en el horizonte algunas nubes que anuncian chaparrones y chubascos de variada intensidad y localmente fuertes.
Muchos a estas alturas se preguntan cómo hará el futuro Gobernador para volver a pagar el aguinaldo de los empleados públicos como se venía haciendo hasta ahora (es decir, excluyendo los 'ítems no remunerativos'); cómo hará para volver a establecer -si las circunstancias así lo requieren- una tarifa especial en el transporte público para estudiantes y jubilados; cómo hará para resucitar alguna vez el peaje de la ruta a Güemes; cómo hará paga pagar la fiesta del multimillonario Fondo de Reparación Histórica y el déficit de las obras jamás concluidas.
Y lo más importante: ¿cómo hará el futuro Gobernador para impedir que en lo que queda hasta diciembre de 2015 el actual Gobernador, en nombre de la más descarada demagogia, le vacíe las arcas del Estado, destruya las fuentes genuinas de financiamiento e instaure una suerte de vacaciones fiscales perpetuas?
Ya no se trata de saber si el actual mandatario se alejará del poder con más o menos gloria o con un patrimonio personal descomunal, sino de saber si dejará algo para que el nuevo pueda empezar a gobernar sin agobios. Y en este punto los pronósticos son sumamente negativos.
El Intendente ya ha probado casi todos los botones de mando, excepto el de las relaciones internacionales, que oprimirá hoy en Tarija cuando comparta mesa y mantel con Evo Morales, Presidente de Bolivia.
Pero le falta aprobar el último examen antes de solicitar el favor ciudadano en las urnas: el de la racionalidad.
Si Isa demuestra en los próximos 18 meses que es capaz de anteponer el sentido común del buen gobernante a la demagogia fácil del mal gobernante, es que la banda dejará de tirarle de sisa y se ajustará a su apolínea humanidad como un guante.