
La jueza ha conminado a las partes a llegar a un acuerdo, pero con carácter previo y con miras a favorecer este acuerdo común, la magistrada ha ordenado que el padre y la madre litigantes se sometan a «terapia psicológica»; es decir, ha decidido dar intervención al doctor Freud.
Si lo importante para la justicia es derribar los muros que impiden que las partes se pongan de acuerdo, el Juzgado podría haber ordenado a los progenitores sentarse en un bar a beber hasta acercar posiciones, pero con más criterio la magistrada a cargo ha pensado que son los psicólogos quienes deben intervenir para eliminar las causas que impiden llegar a un acuerdo.
De generalizarse esta técnica de intervención, que pone en fuerte entredicho la libertad del consentimiento prestado, podrían acabarse las conciliaciones obligatorias, y el Ministerio de Trabajo podría ordenar que el presidente del Ingenio El Tabacal y el secretario general del Sindicato de Trabajadores del Azúcar, en vez de tirarse el bagazo por la cabeza antes de cada zafra, se sienten en el diván para que sea un profesional el que derribe los muros que obstaculizan el acuerdo paritario.
El asunto que tramita la jueza Valdez se inició por una denuncia del padre, procedimiento al que posteriormente se acumularon otros que tramitaban ante el Juzgado de Familia Nº 6. Por otro lado, en otro expediente separado se discute sobre la guarda y custodia del hijo. A pesar de que los progenitores en fase de mediación acordaron conferir la guarda a la madre, el padre luego la solicitó para sí, no sin antes denunciar a la madre por actos de violencia familiar ejercidos, presuntamente, sobre el hijo común de la pareja.
Fuente: Poder Judicial de Salta