
Lo curioso de esta noticia es que el proceso penal contra el condenado se puso en marcha por denuncia de la propia madre del abusador, abuela de la la víctima.
Según la información oficial del Poder Judicial salteño, al momento de los hechos enjuiciados la menor tenía 10 años de edad.
La madre/abuela denunciante dijo que en aquella época ella vivía con su hijo y sus nietos en una finca y se hacía cargo de cuidar a los menores. Dijo también que su hijo –que solía desaparecer durante días para consumir bebidas alcohólicas- se quedaba ocasionalmente con los niños cuando ella tenía que salir para hacer trámites.
La mujer declaró que de repente observó que una de sus nietas había comenzado a comportarse de manera diferente: estaba muy triste, dormía mucho y no jugaba. Tras preguntarle de forma insistente qué le pasaba, finalmente la niña le contó que su padre la había sometido a tocamientos en dos ocasiones y que la había amenazado con golpearla si se lo contaba a alguien.
El hombre fue sometido finalmente a un juicio abreviado bajo la batuta de la señora Norma Beatriz Vera, integrante de la Sala IV del Tribunal de Juicio.
De resultas de este enjuiciamiento, el hombre se ha hecho acreedor a la pena de tres años de prisión condicional, por lo que no va a ingresar en prisión, a menos que deje de cumplir alguna de las reglas que le han sido impuestas por la jueza Vera, a saber: abstenerse de usar estupefacientes y de abusar de bebidas alcohólicas, continuar con tratamiento psicoterapéutico por su adicción al alcohol y presentar la constancia correspondiente en un plazo de 72 horas y, cada dos meses, las que den cuenta de su evolución; fijar residencia y someterse al cuidado del programa de inserción social y supervisión de presos y liberados.
La señora Vera ha dispuesto finalmente que el condenado sea examinado por un médico del Poder Judicial y que le sean extraídas muestras de ADN para su incorporación a los registros correspondientes.