Primera jornada del juicio contra el hombre acusado de matar de una puñalada a su pareja masculina

  • Se juzga la responsabilidad de Facundo Maximiliano López, por un delito de homicidio agravado por la relación de pareja preexistente en perjuicio de Arnaldo Silvestre Pereyra.
  • Juicio penal

La jueza Norma Beatriz Vera, que integra la Sala IV del Tribunal de Juicio de la ciudad de Salta, juzga hoy la responsabilidad del ciudadano Facundo Maximiliano López, por un delito de homicidio agravado por la relación de pareja preexistente en perjuicio de Arnaldo Silvestre Pereyra.


Dice el portavoz judicial salteño que el hecho que motivó la formación de juicio oral ocurrió el 6 de marzo del año pasado, alrededor de las 8.30, en un inmueble del barrio Intersindical de la capital salteña en el que Pereyra alquilaba una habitación desde hacía ocho años.

El día de autos, el presunto asesino se presentó en la casa y entró al dormitorio de Pereyra, con quien mantenía una relación sentimental desde hacía un año. La dueña del inmueble dijo en su momento que lo dejó entrar porque lo conocía, ya que visitaba con frecuencia Pereyra.

A los pocos minutos la mujer escuchó gritos y golpes dentro de la habitación. Y alcanzó a distinguir la voz de Arnaldo, que le pedía que llamase a la Policía. Luego de un momento, López salió de la habitación a toda prisa y la dueña de casa le preguntó qué había hecho. Él le respondió: “Que se cague”, y salió corriendo a la calle.

Cuando la dueña de casa entró al dormitorio, vio a Arnaldo tendido en el suelo sobre un charco de sangre. También había manchas de sangre en las paredes. Cuando llegó la Policía, los agentes constataron que Pereyra no presentaba signos vitales.

La autopsia determinó que Arnaldo Silvestre Pereyra falleció por taponamiento cardíaco provocado por heridas de arma blanca en el tórax.

Primera jornada

Durante la jornada inicial del juicio se ha procedido a la lectura de la requisitoria fiscal de apertura de juicio oral.

El imputado ha pedido declarar durante el primer día de la audiencia. También ha declarado la dueña de la casa donde residía la víctima, en barrio Intersindical, donde ocurrieron los hechos.

La testigo ha declarado que conoció a Víctor (la víctima) en la iglesia a la que ella solía ir y que le tomó afecto porque era un buen chico. Ha dicho que, como no tenía hijos y él era una persona humilde, lo llevó a vivir a su casa. Allí residió el damnificado durante trece años. No pagaba alquiler pero colaboraba con los gastos. Dijo que era como su hijo, que era muy noble, trabajador y que siempre la cuidaba.

Sobre el imputado, la mujer ha manifestado que lo conoció cuando Víctor lo llevó a su casa y le pidió que le diera trabajo. En ese momento, el damnificado lo presentó como su amigo. Le dijo que lo había conocido en una fiesta, que era albañil y que tenía problemas con su padre.

Ella accedió al pedido y le encargó a López que le arreglara el techo. La testigo sostuvo que el muchacho fue un par de veces a hacer el trabajo y que nunca más volvió, a pesar de que ella ya le había pagado.

Asimismo, ha relatado que el día del hecho, López llamó a la puerta y, cuando ella lo atendió, le dijo que iba a terminar el trabajo y le preguntó por “Víctor”. Antes de que ella lo dejara pasar él la empujó y entró derecho a la habitación de la víctima, que se encontraba durmiendo. El imputado entró al cuarto y, al parecer, cerró la puerta con pasador. “Y ahí lo agarró a Víctor”, ha contado la testigo. “Yo estaba tomando mates. Sentí gritos. Era Víctor que me pedía que llame al 911”, ha agregado. La testigo ha recordado que, de repente, el acusado salió de la habitación y cuando ella le preguntó “¿Qué le has hecho a mi hijito?”, él le respondió: “Que se cague” y salió corriendo.

Consultada por la jueza, la mujer afirmó que ella desconocía que el imputado tuviera una relación sentimental con Víctor. También dijo que nunca le conoció ninguna pareja a la víctima.

Ha sostenido que, al menos en su casa, Víctor y López no se veían, pero sí ha recordado haber atendido llamadas telefónicas del imputado preguntando por el damnificado. Ha dicho que la víctima sí le mencionó una vez que el acusado estaba enamorado de él, que por eso lo perseguía, pero que ese sentimiento no era correspondido.

La testigo ha asegurado además haber recibido una llamada del imputado, desde la cárcel, amenazándola y que sintió mucho miedo.