
Según la misma información, el hombre condenado había sido denunciado por la madre de la víctima, que se enteró que el hombre había violado a su hija de 13 años luego de que la menor se lo contara a una maestra de su escuela durante una clase de educación sexual.
El juez del caso, señor Guillermo Pereyra ha procedido a dejar sin efecto el arresto domiciliario del condenado y ha dispuesto que cumpla la pena impuesta en la cárcel.
Como ya es costumbre en casos como este, el juez ha dispuesto también que el condenado se someta a tratamiento psicológico dentro de la cárcel, «previo diagnóstico de un profesional».
Pereyra también ha ordenado que se proceda a la extracción de material genético del condenado y ha encargado tal tarea al Servicio de Biología Molecular del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), que lleva bastante bien esto de sacar el ADN de los condenados por delitos sexuales, pero -al parecer- no lleva un buen registro de las vacunas rusas que suministra a su personal.