El ciudadano Saúl Rodrigo Labaina, de 34 años, ha sido condenado a la pena de ocho meses de prisión efectiva como autor de un delito de lesiones leves agravadas por la relación de pareja preexistente.
Sobre el acusado pesaban dos condenas anteriores, por lo que el señor Lezcano ha ordenado su inmediato ingreso en prisión, y recomendado también que se someta el reo a tratamiento psicoterapéutico, «atento a sus adicciones y a la naturaleza de los hechos por los cuales fue condenado».
El señor Labaina fue denunciado por su pareja, que contó que mantenía una relación con él desde hacía dos años. La denunciante dijo también que el día del hecho, por la noche, advirtió «conducta rara en su pareja», por lo que le preguntó si había consumido alguna sustancia.
El hombre negó encontrarse bajo los efectos de una sustancia, pero tras la negativa «se tornó agresivo». Fue entonces que el condenado insultó a la denunciante y luego le propinó golpes en la cara y en diferentes partes del cuerpo. Según el portavoz del Poder Judicial salteño, el ataque se consumó primero adentro de la vivienda y luego afuera. Vecinos que presenciaron los hechos llamaron a la Policía. Al llegar los agentes, detuvieron a Labaina.
A la cárcel por dos cremas y un tensiómetro
La jueza María Victoria Montoya Quiroga condenó al ciudadano Claudio Alejandro Lasci, de 45 años, a la pena la pena de tres meses de prisión, que deberá cumplir de forma efectiva, ya que don Lacsi ha sido declarado reincidente por quinta vez.Si bien no se sabe en este caso si en los juicios anteriores se le ha prescrito tratamiento psicológico para superar su afición por la propiedad ajena, lo cierto es que Lasci ha sido condenado ahora por un delito de hurto simple, y trasladado a la cárcel de Villa Las Rosas.
Según el relato del portavoz judicial de prensa, los hechos enjuiciados ocurrieron el pasado 15 de octubre de 2020, cuando el señor Lasci entró a una farmacia ubicada en la calle Necochea al 400.
De acuerdo con el mismo relato, Lacsi comenzó a preguntar el precio de varios productos, entre ellos, de pañales que se encontraban en un sector alejado del mostrador. Fue así como el empleado de la farmacia perdió de vista al falso cliente y, al regresar, advirtió que Lacsi había salido picando y ya no se encontraba en el lugar.
Como al empleado le pareció extraña la actitud (encargar pañales y huir de la farmacia a toda pastilla), revisó las cámaras de seguridad y se dio con que, aprovechando su ausencia, el avieso Lasci se metía dentro de su campera dos cremas (ninguna de ellas pastelera) y un tensiómetro que había en el mostrador.