
Uno de estos privilegiados es el magistrado señor Guillermo Pereyra, juez de la Sala Sexta del Tribunal de Juicio de la ciudad de Salta, que ha condenado al ciudadano Fredy Sansón Rearte a una pena de un año y seis meses de prisión efectiva, tras declararlo culpable de un delito de amenazas agravadas por el uso de arma y otro de robo calificado por el uso de un arma de utilería, este último en grado de tentativa.
Aunque el parte judicial no es muy ilustrativo sobre esta circunstancia agravante, todo indica que el señor Rearte intentó robar valiéndose de una fake gun. Probablemente se trate de uno de los fusiles de palo utilizados en la histórica película Taras Bulba, rodada en las praderas cercanas a la ciudad de Salta a finales de 1961.
El caso es que Rearte tenía ya sus antecedentes delictivos y pesaba sobre él una condena anterior que se estaba ejecutando de forma condicional, lo que no hizo dudar al señor Pereyra, quien procedió a revocar la condicionalidad de la condena anterior y a unificar la pena del reincidente en dos años de prisión efectiva. ¡Y todavía le hizo precio!
Al juicio debía comparecer también otro acusado, llamado Nahuel Federico Méndez, pero su ausencia determinó a Pereyra a separar los procedimientos y a declarar a Méndez en rebeldía, mientras que condenaba a Rearte por su robo con arma trucha.
A pesar de la dureza de la condena, el señor Rearte no ingresará en prisión y cumplirá la pena impuesta en lo que se conoce en la jerga como arresto domiciliario. Para ello, el juez Pereyra ha dado instrucciones a la Alcaidía General para que efectúe el traslado pertinente y ordenó que la vivienda en donde Rearte cumplirá su condena sea vigilada de forma «móvil y rotativa» por la Policía de Salta. Es decir, que si los agentes siguen al pie de la letra las instrucciones de Pereyra, deberán dar vueltas en círculo, como los buitres, alrededor de la casa de Rearte, sin dejar de moverse en ningún momento.
Otros dos reincidentes, al trullo
Se trata de dos jóvenes que, armados, entraron a robar en un comercio minorista de vinos ubicado en un barrio del norte de la ciudad de Salta.En este caso, la condena fue pronunciada por el juez señor Pablo Farah, a cargo interinamente de un asiento en la Sala Segunda del Tribunal de Juicio de la ciudad de Salta.
El hecho delictivo ocurrió en el mes de julio de 2020 y afectó a una vinería de la calle Arenales al 2900. Allí se presentaron los atracadores, que -según dice el parte judicial- «ingresaron al local simulando ser clientes». Es muy posible que si de entrada se identificaban como ladrones no tuvieran éxito en su propósito criminal.
Una vez dentro y revelado su verdadero propósito, los atracadores -identificados como Mauricio Nicolás Heredia y Cristián Emanuel Domínguez- amenazaron y redujeron a los empleados y clientes «con un arma blanca y un arma de fuego».
Es muy difícil saberlo ahora, pero existe la posibilidad de que el delincuente que portaba el arma blanca haya robado vino blanco y el que empuñaba el arma de fuego se haya hecho con damajuanas de tinto.
Tanto Heredia como Domínguez arrastraban penas anteriores que cumplían en régimen de libertad condicional. Pero, ante este nuevo crimen, el señor Farah dispuso revocarles la condicionalidad a los reincidentes, dejando la pena de Heredia en unos módicos siete años de prisión y la de Domínguez en cinco años y tres meses.
A la vista de estas condenas, cabe pensar que a los atracadores de la vinería les habría convenido que los juzgara Pereyra y no Farah.
Ambos condenados permanecerán alojados en la cárcel local, en donde serán vigilados también «de forma móvil y rotativa», pero por los celadores del servicio penitenciario.