El auxiliar fiscal Sergio Dantur denuncia a Simesen de Bielke por un presunto delito de violación de secretos

  • El suspendido auxiliar fiscal de la jurisdicción del Departamento de Anta, señor Sergio Ariel Dantur, ha formalizado ante la autoridad competente una denuncia penal por un presunto delito de violación de secretos y de la privacidad, previsto y reprimido por el artículo 153 del Código Penal argentino.
  • La batalla continúa

Si bien en el instrumento en el que consta la denuncia formulada por el señor Dantur se califica los hechos denunciados como incumplimiento de los deberes de funcionario público (delito contemplado en el artículo 249 del Código Penal), la conducta que el denunciante reprocha a Simesen de Bielke está relacionada con el presunto acceso ilegal a comunicaciones privadas.


La denuncia fue registrada anteayer y tramita ante la Fiscalía Penal nº 1 de la ciudad de Salta, ya que los hechos denunciados ocurrieron presuntamente en el despacho público de la fiscal denunciada, sito en la Ciudad Judicial de Salta.

Como recordará, en la misma fecha de formalización de la denuncia de Dantur, la también fiscal Mónica Poma acordó el archivo de la averiguación penal preliminar abierta tras la sentencia del juez del Tribunal de Impugnación, Luciano Martini Bonari, quien advirtió la probable comisión de delitos por parte de Simesen de Bielke en relación con la diligencia probatoria de inspección ocular de un teléfono móvil utilizado por Dantur para su trabajo como auxiliar fiscal.

En una resolución sostenida por fundamentos bastante sólidos, la fiscal Poma dejó bastante claro que la actuación de su colega Simesen de Bielke en relación con la prueba citada no ha vulnerado garantías procesales ni ha supuesto la comisión de delito alguno, incluida, claro está, la figura penal del artículo 153 del Código Penal argentino.

La diferencia entre los reproches dirigidos a Simesen de Bieke por el juez Martini y por el auxiliar fiscal Dantur estriba en que el primero no fue capaz de precisar ninguna conducta de relevancia penal en su petición de vista al fiscal de turno, mientras que el segundo fue bastante más concreto.

El beso de la mujer araña

Un sector de la opinión pública, en coincidencia con la opinión generalizada de los trabajadores y funcionarios judiciales, estima que Verónica Simesen de Bielke está pagando un alto precio -probablemente también injusto- por su dependencia funcional y jerárquica del hiperactivo pero cuestionado Fiscal General del territorio, Abel Cornejo Castellanos, que ha salido en defensa de su subordinada.

En estos momentos, buena parte de los ataques que está recibiendo Simesen de Bielke son tiros por elevación contra el procurador Cornejo, cuyo estilo personalista y su relación a menudo paradojal con el resto del mundo judicial, ha hecho que sus enemigos y detractores formen una piña para desacreditarle en cualquier terreno.

Este mismo sector de opinión considera que si Simesen de Bielke quiere salvar el prestigio ganado, debe desmarcarse inmediatamente de la ambigua y no muy saludable tutela del Procurador General, ya que a estas alturas no solo ya no la necesita (Simesen de Bielke ha demostrado que puede volar sola) sino que opera como una suerte de obstáculo para la que la tarea de la Fiscal de Derechos Humanos de la Provincia de Salta sea apreciada por lo que ella está consiguiendo y no por su capacidad para mostrarse leal y obediente.