Las medidas cautelares contra el obispo Zanchetta van y vienen, según de dónde sople el viento

  • El sumario penal que se instruye contra el exobispo de la Diócesis de Orán, señor Gustavo Oscar Zanchetta, por un supuesto delito de abusos sexuales, ha cambiado tanto de forma y de colores en un plazo relativamente breve, que parece confirmar que los delitos sexuales cometidos por clérigos reciben un tratamiento especial por parte de jueces y tribunales penales de Salta, muy diferente al que se confiere a los delitos de la misma naturaleza cometidos por personas que no han recibido el sacramento del orden sagrado.
  • Investigación por presuntos abusos sexuales en la Iglesia

Este viernes se ha conocido la noticia de que el Juez de Garantías Nº 2 de la ciudad salteña de Orán, señor Claudio Oscar Parisi, ha levantado la medida cautelar que impedía al imputado Zanchetta abandonar el territorio nacional.


Según el señor Parisi, el exobispo merece volver a estar en posesión de su pasaporte por cuanto «prestó constantemente colaboración con la justicia, desde el inicio de la causa que se sigue en su contra».

Lo que no se entiende bien es que si tal colaboración data de la fecha de apertura del sumario cómo es que a Zanchetta se le ha prohibido salir del país y se le ha retenido el pasaporte. Alguna razón habría en su día para haber decretado esta medida que, como todo el mundo sabe, no procede frente a una mera sospecha de que el imputado va a eludir la acción de la justicia viajando a un país extranjero.

El caso es que Parisi dice que «mantener las medidas de coerción impuestas sería privar al mismo [a Zanchetta] de poder continuar con su labor cotidiana». No se sabe muy bien cuál es la «labor cotidiana» de Zanchetta, dimitido de la Diócesis por pedido del Papa y por decisión del Pontífice también sometido a juicio en el ámbito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo que implica la suspensión de sus responsabilidades en la denominada Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica.

Lo que está claro es que el juez Parisi no cree que entre las «labores cotidianas» de Zanchetta se encuentren las travesuras sexuales y es por esta razón que afronta la etapa instructoria en libertad y sin restricciones para abandonar el país cuando le plazca.

No obstante esta amplitud, sobre Zanchetta pesan todavía algunas medidas cautelares como por ejemplo la obligación de presentarse a las citaciones del fiscal o del juez, la de abstenerse de realizar cualquier acto que obstaculice el descubrimiento de la verdad y la de alejarse de las presuntas víctimas y de su grupo familiar.