
El juez salteño Pablo Farah, que pertenece a la Tercera Sala del Tribunal de Juicio de la ciudad de Salta, ha condenado a un hombre a la pena de dos años de prisión de ejecución condicional, tras hallarlo culpable de varios delitos de lesiones y amenaas contra su expareja.
La ejecución condicional de la condena previene que el condenado ingrese efectivamente en prisión, pero ello está supeditado al cumplimiento de las reglas de conducta señaladas por el juez y que consisten en: establecer domicilio y someterse al control y cuidado del programa de reinserción social de presos y liberados, abstenerse del consumo de estupefacientes y del abuso de bebidas alcohólicas, no cometer actos de violencia física y/o psíquica en contra de la víctima y/o su grupo familiar, someterse a tratamiento psicoterapéutico por la adicción que padece a las bebidas alcohólicas y estupefacientes por el tiempo que los especialistas determinen de acuerdo a su diagnóstico, debiendo acreditar el inicio del mismo mediante certificado en el plazo de diez días.
Además de las anteriores, el juez ha establecido la obligación de mantenerse alejado de la víctima, de su domicilio particular y de los lugares que ella frecuente, para lo cual el juez ha dispuesto que el condenado lleve un «dispositivo georreferencial» y que sea incluido en lo que se llama Sistema de Monitoreo de Agresores.
Tal y como señala el Código Penal, el condenado deberá cumplir con estas reglas durante dos años.