
La mujer, al sentir los tocamientos, se despertó pero creyó que el autor de los mismos era su marido. Pero al volverse, se dio cuenta de que había un intruso en su cama, por lo que la emprendió a los gritos.
La Policía Nacional procedió a detener al invasor, identificado como Pedro Luis V.L., ecuatoriano, de 27 años.
Tras la detención, el hombre fue puesto a disposición judicial, pero inmediatamente después de tomarle declaración, el magistrado acordó su libertad con cargos y la obligación de presentarse al juzgado dos veces por mes.
En Salta
Por una quinta parte de la falta cometida por el joven ecuatoriano, en Salta, cualquier juez habría sometido al agresor sexual a prisión preventiva rigurosa y automática.Y en esta situación el reo habría esperado el juicio. Un juicio al que, casi con seguridad, habría llegado acusado de un delito de abuso sexual gravemente ultrajante (o de algo incluso más grave), por las especiales circunstancias de su comisión y por la rigurosa valoración de estas conductas que a menudo realizan los fiscales.
Es también probable que el señalamiento del juicio se produzca con tanto retraso, que al final el acusado -después de ser condenado a una pena mínima- tenga que ser puesto inmediatamente en libertad, por haber pasado en prisión preventiva más tiempo que el de la condena.