
La orden de detención se ha llevado a efecto en torno a las 7 de la mañana de un día como hoy, 1 de mayo de 2016; es decir, a pocas horas de que el exmagistrado perdiera su inmunidad al arresto, al haber sido aceptada su dimisión con efectos al día de hoy.
Según el letrado del detenido, que a partir de hoy se encuentra en prisión preventiva por decisión de sus excolegas de jurisdicción, la medida cautelar dictada en diciembre pasado por el juez Bavio aún no es firme, pues contra ella se ha interpuesto y admitido a trámite un recurso de casación.
Reynoso fue conducido, según informaciones periodísticas, a la delegación de la Policía Federal en Salta. Se desconoce por el momento si será trasladado o no a una cárcel común.
Sospechas de venganza
La premura en la ejecución de la orden judicial es llamativa, no solo por el hecho de que, pudiendo hacerlo, Reynoso no eludió en ningún momento la acción de la justicia, sino también porque hace solo 24 horas el exjuez manifestó públicamente que no era su intención esconderse o fugarse.Una detención practicada a las 7 de la mañana de un día feriado, que lo es en casi todo el mundo, refuerza las sospechas de que las actuaciones llevadas a cabo contra Reynoso tienen un claro componente de venganza.
Muchos ciudadanos se preguntan a estas horas por qué la justicia federal ha procedido con tanta celeridad y eficiencia contra el exmagistrado y no suele exhibir la misma capacidad de reacción frente a los narcotraficantes y los delincuentes de frontera.
Del mismo modo, se preguntan por qué motivo el exjuez federal José Antonio Solá Torino, sobre quien pesa una condena a prisión en primera instancia por cohecho pasivo proveniente del entorno de narcotraficantes afrontó su juicio en libertad, mientras Reynoso parece abocado a ser juzgado como preso.
La privación de libertad del exjuez Reynoso, justificada en un riesgo de fuga, que jamás se ha acreditado ni siquiera de forma indiciaria, representa un grave atraso para la honorabilidad de los magistrados que trabajan en el ámbito de la justicia federal en todo el país. El que unos jueces aprecien en quien hasta hace horas era un colega riesgo de eludir la acción de justicia, más que de tranquilidad, debería inundar de vergüenza a quienes han decidido y ejecutado la medida.
