
Salvo ciertos «ciegos» para quienes el asunto sigue «invisibilizado», felizmente en Salta las personas advierten y comprenden cada vez mejor y con más claridad que el bajo nivel de contestación cívica a la figura y a la gestión del gobernador Juan Manuel Urtubey se debe, no tanto a su buen hacer y a su flamboyante personalidad, sino a la cantidad de facturas que el empleo público que él reparte ha ayudado a cancelar y a la cantidad de platos de comida que ha permitido servir en algunos hogares de reciente conformación.
En estos primeros días del año hemos sido involuntarios testigos de un intercambio de gentilezas entre el exministro de Trabajo del gobierno de Urtubey y actual coordinador de la Jefatura de Gabinete, señor Eduardo Gustavo Costello, y la exdirectora del Observatorio de la Violencia Contra las Mujeres de Salta, señora Pamela Eleonora Ares, quien, como se recuerda, renunció a su cargo por discrepancias con el gobierno provincial.
El asunto comenzó con una inocente crítica de la ex observadora que se atrevió a poner en duda la sinceridad de su exjefe Urtubey a la hora de proponer una consulta popular a nivel nacional para decidir sobre la espinosa cuestión de la despenalización del aborto. Ares recordó que, en su día, cuando la misma propuesta fue debatida a nivel provincial, Urtubey se negó a ponerla en práctica.
La crítica de Ares no pasó desapercibida para algunos, entre ellos para el sagaz Costello, que rápidamente salió al cruce y le dijo a Ares por Twitter que no debía ser tan desagradecida con quien le había dado de comer a ella y a su marido durante once años.
Ares reaccionó y, tras un breve intercambio, terminó dejando caer que en Salta no se conocen más casos de corrupción a causa del cerco mediático impuesto por Urtubey (y pagado con el dinero de todos los salteños). Y que de salir a la luz la corrupción oculta, se podría complicar la campaña presidencial del actual Gobernador de Salta.
El capítulo de la corrupción en #Salta es un tema del que el cerco mediático de la provincia no aborda. Pero que puede ser el peor escollo de la campaña presidencial de @UrtubeyJM @rindart @lajeantonio @juan_amorin @ferosoriano @nbg__ @carla_york @eldestapeweb @nataliavolosin
— Pamela Eleonora Ares (@eleonoraares) January 4, 2019
Al contrario que el exministro de Trabajo Eduardo Costello, Ares no acostumbra a enviar mensajes mafiosos como amenazas veladas. Sin embargo, sí da a entender, sin posibilidad alguna de interpretación, que la corrupción en Salta (la misma que Urtubey niega con infantil insistencia) existe efectivamente y que «no se aborda» (se entiende que no sale a la luz) gracias al «cerco mediático» impuesto por el propio Urtubey. Dice Ares que si este asunto explota, puede ser el peor escollo de la campaña presidencial del actual Gobernador de Salta.
Evidentemente, la lectura más benigna de esta (en apariencia) suave discrepancia de opiniones entre dos puntos altos del gobierno de Urtubey lleva a concluir que el dinero público sirve en Salta no solo para comprar conciencias sino también para coser bocas y garantizar el silencio. Casi nadie se atreve a hablar de lo que sucede en la cocina del poder, muy cerca de los fogones, por miedo a quedarse sin comer (sin poder enviar a sus hijos a colegios carísimos) o simplemente para no ser escrachados en Twitter colgándoles -como lo ha hecho Costello con Ares- la etiqueta de «desagradecidos».
A nadie se le escapa que el asunto ha estallado a los pocos días de haberse conocido la noticia de que el marido de la señora Ares (el señor Gonzalo Quilodrán), hasta hace poco empleado del gobierno de Salta y valedor de sus políticas, ha sido cesado del cargo que ocupaba en la Casa de Salta en Buenos Aires. Muchos piensan que lo que está haciendo su esposa ahora, al criticar las «políticas de género» de Urtubey y hablar de la corrupción oculta no es otra cosa que sangrar por la herida. Pero sucede que la señora Ares no es su marido, y haya sido o no ella funcionaria del gobierno, no hay ni puede haber nada que moral o políticamente le impida a ella opinar del gobierno lo que le plazca, y, más todavía, hacerlo de forma enteramente diferente a su marido.
Pensar que por haber pasado once cómodos años bajo el generoso paraguas del Gobernador uno le debe a este una reverencia eterna no solo es machista sino que al mismo tiempo es antidemocrático, inhumano y humillante.
Parecería que el exministro Costello se ha dado un tiro en el pie, pero si uno se fija bien en los detalles históricos del tema, se dará cuenta de que el funcionario habla con conocimiento de causa. Probablemente en la intimidad de su hogar o la de su círculo social, Costello manifestará alguna que otra discrepancia con la actuación pública de su jefe y benefactor, pero es que si uno revisa sus facturas y las del colegio de sus hijos, se dará cuenta de que si no fuese por el pial que Urtubey generosamente le ha tirado (no solo a Costello sino también a su ex esposa, una inane funcionaria del área de Discapacidad), lo más lógico -en orden a seguir viviendo- es callarse (silence is living).
Por eso es que, a los ojos de la guardia de hierro urtubeysta, Ares ha sacado los pies del tiesto y merece ser lapidada como una viuda malnacida que muerde la mano que le ha dado de comer. Pocas cosas son más denigrantes de la condición femenina y negatoria de los derechos de una persona que unos talibanes lanzados a los garrones de alguien que ejerce su libertad de opinar.
Si Costello no tiene en su ADN el gen que predispone a los seres humanos a experimentar ese cosquilleo interior que se llama vergüenza, es problema de él y de los ancestros que le transmitieron el problema. Lo que no puede hacer un exministro y actual funcionario de otras cosas muy menores es creer que todos los que han comido de la mano del generoso sultán tienen que pensar como lo hace él.
Y la señora Ares, si sabe que es el «cerco mediático» el que bloquea o «invisibiliza» la corrupción en Salta, que sepa que le ha llegado la hora de hablar. Que hay medios que gustosamente le van a publicar sus revelaciones en tal sentido. Solo los tiene que buscar y animarse.
Le hemos pedido a @UrtubeyJM trabajar para hacer una consulta popular en #Salta sobre la despenalización, y jamás tuvo la voluntad política de hacerlo, porque es el orden conservador. @lajeantonio @rindart
— Pamela Eleonora Ares (@eleonoraares) January 4, 2019
En Salta no, pero para la campaña presidencial si. ????
Así me contesta el coordinador de Jefatura de Gabinete de @GobiernoSalta tb exMtro de Trabajo de @UrtubeyJM por tener una opinión crítica
— Pamela Eleonora Ares (@eleonoraares) January 4, 2019
No callaran las voces de las mujeres nunca mas!@mujeresquenofu1 @dianamaffia @florencialcaraz @estipozzo @lucianapeker @Florfreijo @Pame9dj https://t.co/IgOqNpKYKe
Me hostigan x criticar a @UrtubeyJM y a su gestión, por tener postura política propia.
— Pamela Eleonora Ares (@eleonoraares) January 4, 2019
La tuve antes, durante mi paso por la función pública y la seguí teniendo después. He sido y soy muy crítica.
Pero me cuestionan por mi marido. Q curioso!@dianamaffia @carla_york @Lalapasq https://t.co/NVu9oEJ5iI