La parodia del gobierno de 'concentración provincial' de Urtubey

  • El Gobernador de Salta, que ha destruido a la oposición política y parlamentaria durante sus diez años de mandato, ahora quiere utilizar a sus dirigentes para dar apariencia de legitimidad a un gobierno que se cae a pedazos. Urtubey está política y moralmente obligado a seguir gobernando como lo ha venido haciendo hasta ahora: solo y mirándose el ombligo cada cuarto de hora. Únicamente de este modo los salteños se salvarán de que alguien les diga en 2019 que la oposición también ha fracasado.
  • Una oferta engañosa

En una entrevista concedida a una radio de Buenos Aires, el Gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, ha deslizado la posibilidad de que su nuevo gabinete de colaboradores integre a personas de «todos los sectores».


Al decir «todos», el Gobernador ha incurrido en una notable exageración, pues de entrada parece muy claro que no convertirá, por ejemplo, en Ministra de Derechos Humanos a la todavía senadora Gabriela Cerrano, del Partido Obrero, ni llamará a su gabinete a ningún dirigente de este partido.

Integrar al gobierno a dirigentes de otros partidos es relativamente fácil en Salta. No es ninguna proeza política. Urtubey ya lo ha intentado con kirchneristas, romeristas, olmedistas y un larguísimo etcétera.

Con «todos», lo que probablemente ha querido decir Urtubey es que intentará poner como ministros a algunos notables macristas de Salta. Pero ¿con qué intención?

Parece muy claro: Urtubey quiere que en 2019 el macrismo no le pase la aplanadora en las urnas.

La otra intención enmascarada es que, con macristas en su gabinete, Urtubey espere que los generosos fondos nacionales que hoy se canalizan a través del intendente Gustavo Sáenz vayan a parar a él, para que pueda seguir regalando dinero y terreno a la Iglesia. Con su sinuoso pedigree de menemista, romerista y kirchnerista, Urtubey quiere que Macri lo vea y lo trate como al Gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, cuyo partido -a diferencia del de Urtubey- pertenece a la coalición gobernante.

El Gobernador de Salta sabe que si asocia de alguna manera a su gobierno a quienes ganaron las elecciones del pasado domingo 22, los que entren a su gabinete compartirán la suerte fatal de un gobierno en retirada; se harán corresponsables de sus fracasos (de las mujeres muertas, de las violadas, de la desnutrición infantil, de los muertos en las carreteras) y en los dos años que quedan para el recambio gubernamental los macristas queden abrochados a la catástrofe.

De no ser porque se le ven los flecos muy pronto, la estrategia sería perfecta.

Pero la obligación del gobernador Urtubey es la de gobernar hasta el final de su mandato solo y con sus amigos, como lo ha venido haciendo hasta ahora. Dicho en otros términos, que al Gobernador se le ha pasado la hora de la magnanimidad republicana y el patriotismo grandioso, pues si lo que quería era salvar a Salta de su destino, debió haber pensado en una solución del tipo «pacto a la griega» mucho tiempo atrás.

Ahora ya es tarde, pues si Salta sigue en caída libre (hace siete años que está así), es deber del señor Urtubey y de sus indicionales seguir gobernando hasta el último día, sin buscar salvavidas en otras fuerzas políticas.

Desde luego habrá quien por un buen sueldo, una secretaria y un coche oficial resigne su dignidad, pero la mayoría de los dirigentes de las fuerzas políticas no-urtubeystas de Salta sabe o debe saber que si se enganchan con el gobierno provincial, ahora o más adelante, su suerte estará sellada para 2019.

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