La debacle electoral provoca que los ministros de Urtubey dimitan en bloque

  • El endiosamiento del mandatario ha tenido siempre entre sus efectos más conocidos el exitoso ocultamiento de sus errores tras las figuras de cartón que suelen acompañarlo.
  • El aftermath del 22-O

Los ministros que asisten al Gobernador de la Provincia de Salta han presentado esta mañana su renuncia y esperan que el mandatario decida sobre ellas en las próximas horas.


La primera reunión del gabinete provincial, después de la severa derrota infligida ayer por el macrismo, se saldó con una dimisión colectiva, endulzada por la conocida fórmula «pusieron a disposición sus cargos».

Si bien en condiciones democráticas normales quien debería alejarse de su cargo es el político derrotado -en este caso, Urtubey- en Salta las cosas son diferentes, pues el endiosamiento del mandatario tiene entre sus efectos conocidos el exitoso ocultamiento de sus errores tras las figuras de cartón que suelen acompañarlo.

Además de lo anterior, esta dimisión coral ha servido para que algunos cuya imaginación volaba ya por la exósfera volvieran súbitamente a la realidad y descubrieran -un poco tarde, por cierto- que el gobierno debe dedicarse a gobernar y no a servir de punteros callejeros para las aspiraciones presidenciales -ahora encalladas- de su todopoderoso jefe.

Nadie en Salta alberga esperanzas de que un recambio al frente de los ministerios -muchos de ellos simples pantallas- desencadene un proceso positivo de rescate de las instituciones para el servicio al interés general. Al contrario, todo indica que Urtubey cambiará a los actuales ministros por otros que encarnen mejor la subordinación, la obsecuencia y el «síjuanmanuelismo» que ha venido dominando la vida interna de una institución vaciada de contenido por intereses particulares.

La derrota tardará en ser digerida por quienes la han sufrido en sus propias carnes, especialmente desde que esperaban que los ciudadanos les renovaran su confianza. Algunos han alcanzado un apreciable nivel de vida y no parecen dispuestos a volver al llano con las manos vacías. Hay mujeres que alimentar y niños que vestir, por lo que Urtubey -que jamás le ha soltado la mano a sus colaboradores caídos- prepara ya el camino para blindar la prosperidad de quienes ayer se han revelado como unos ilustres perdedores.

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