
Preguntado al respecto por los medios de comunicación, Urtubey dijo: «tengo entendido que se le habría aceptado la renuncia», en un gesto que se interpreta como una inverosímil toma de distancia de la decisión de prescindir de los servicios de Mazzone, quien se presentaba a sí misma como una activista que trabaja para instalar a Urtubey en la Presidencia de la Nación.
La decisión de terminar con la señora Mazzone fue adoptada por el gobierno provincial a las pocas horas que se diera a conocer la sentencia de un tribunal penal de Salta que condenó a su primo Juan Rosario -exintendente de El Bordo- a una pena de prisión de ejecución condicional por un delito de corrupción de menores, sentencia que aún no es firme.
Durante la tramitación de este proceso, Liliana Mazzone utilizó de forma intensiva su perfil de Facebook para defender a su primo de los virulentos ataques de que fue objeto por parte de algunas militantes feministas afines al gobierno provincial y muy cercanas a sus posiciones política. Esta defensa incluyó la descalificación moral de quienes acusaron a su primo, pero lo que irritó al gobierno de Urtubey no fue esto, sino que Mazzone recordó el luctuoso episodio que acabó con el asesinato a puñaladas, en el interior de una cárcel controlada celosamente por el gobierno, de la joven Andrea Edith Neri, hecho ocurrido en la víspera del día de Reyes Magos.
La crítica de Mazzone al homicidio intracarcelario fue considerada por el gobierno como «más grave» que su tacha a las testigos y acusadoras de su primo, pues daba a entender que el crimen de Neri se produjo por el abandono de sus deberes por parte de altos funcionarios del gobierno, a los que sin embargo no llegó a identificar.