Las cifras son elocuentes. La ambiciosa operación de compra y venta de intendentes municipales realizada personalmente por el Ministro de Gobierno de Salta, Juan Pablo Rodríguez, ha resultado un fiasco.
Con los intendentes en contra, el Frente para la Victoria alcanzó el 17 de mayo pasado el 51,22% de los votos.
Con los intendentes opositores comprados y volcados a la causa de Scioli, el mismo frente electoral logró el pasado domingo solo el 43,80% de los sufragios. Es decir, 7,42 puntos menos. Y en solo doce semanas.
El negocio del sagaz ministro Rodríguez -que ya era un insulto para la democracia- resultó, al fin, ruinoso.
Los resultados pueden animar al gobierno, pues siempre se puede interpretar que los mismos dicen que Urtubey es más que Scioli. Pero lo que no se puede negar es que el descenso en el número de votos ha sido poco menos que escandaloso.
Lo que es imposible saber ahora es qué harán esos intendentes venales que no han podido resistirse a los encantos de la chequera del ministro. Nadie sabe qué futuro les espera. Si, a pesar de los resultados locales, la caída global borrará de un plumazo las promesas del gobierno o si éste finalmente cumplirá.