
Coincidiendo con el carnaval, el Tribunal Electoral se ha tomado el asunto de los colores con más seriedad que el plazo legal para realizar campañas proselitistas.
Como el carnaval es -en definición de los poetas de Cerrillos- «un estallido de luz, color y alegría», el plazo para que los partidos políticos escojan sus colores ha sido colocado para que caiga en pleno reinado del dios Momo.
En un comunicado de prensa, la autoridad ha hecho saber que, en caso de controversia (es decir, cuando dos o más fuerzas pretendan el mismo color), los ecuánimes jueces del Tribunal Electoral y su ecuanimísima secretaria, decidirán «a favor de la fuerza política que más identifique tradicionalmente con el color».
Es decir, que nada de sorteo ni zarandajas. En materia de colores, lo mismo que sucede con los plazos de campaña, para el Tribunal Electoral es más importante la tradición y la costumbre.
De hecho, se encuentra en estudio un proyecto de ley para sustituir al Tribunal Electoral de Salta y hacer que sus funciones sean transferidas a la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, una especie de tribunal lego en materia de costumbres ancestrales, con jurisdicción en todos los fortines en que se encuentra dividido el territorio provincial, según la ley de demarcaciones gauchas de 1818, aún en vigor.
Si bien, por el momento, el Tribunal Electoral espera que solamente pueda producirse alguna colisión entre el Partido Obrero y el Frente Salta Nos Une, una de las soluciones jurídicas que -basadas en la tradición- barajan los magistrados es la de tinto para todo el mundo.