
El progreso de los proyectos de ley que contemplan estos cruciales cambios en la política local supone el final -por otra parte, previsible- del nefasto voto electrónico, un capricho del gobernador Juan Manuel Urtubey, que costó una enorme cantidad de dinero a las arcas públicas de los salteños y que restó transparencia y credibilidad a las elecciones, de forma significativa.
Falta aún que la Cámara de Senadores apruebe la nueva regulación legal, pero en cualquier caso la muerte del voto electrónico en Salta ya se encuentra certificada, pues el aparente consenso que apuntaló su arbitraria implantación en nuestra provincia ha desaparecido definitivamente.
El proyecto de Villa generaliza el uso del voto de papel tanto en las elecciones provinciales como municipales que se celebren en el territorio de la Provincia de Salta.
Si bien esta decisión institucional es acertada y ha sido largamente esperada por ciudadanos y políticos, el proyecto adolece de ciertas debilidades, como por ejemplo el reenvío a las decisiones del Tribunal Electoral, un órgano constitucional que carece de facultades regulatorias (no puede dictar reglamentos de ejecución).
Otra debilidad es la imposición por ley de la impresión en las papeletas de voto de la fotografía de los candidatos, una práctica que debería desterrarse ya que el culto a la imagen promueve campañas proselitistas agresivas y la invasión del espacio público con carteles con la misma cara del candidato que aparecerá en las boletas.
En general, el proyecto regulatorio del voto con boleta única de papel es reglamentarista y, por consiguiente, invasivo de la potestad reglamentaria del Poder Ejecutivo, cuyo ejercicio sorprendentemente aparece en este proyecto atribuido al Tribunal Electoral.
PASO al tacho de la basura
La completa inutilidad de las primarias obligatorias y simultáneas se ha puesto de manifiesto en el último proceso electoral.El principal argumento que sustenta la iniciativa del diputado provincial Julio Moreno -también aprobada por los diputados de Salta- es la crisis económica que atraviesa el país y el enorme dispendio económico que supone la celebración de unos comicios de esta naturaleza.
Sin embargo, aunque la economía del país atravesara un periodo boyante, las PASO carecerían igualmente de sentido; especialmente desde que ha quedado demostrado que sus resultados, que distan mucho de ser concluyentes, provocan consecuencias políticas indeseables, como la conformación anticipada de gobiernos o ciertos descalabros económicos.