
A pesar de la enorme cantidad de candidatos y de una más que deficiente presentación visual de la información del escrutinio, a estas horas de la noche se puede destacar el importante caudal de votos que ha respaldado la candidatura, sin contradictor, a Gobernador de Salta del actual Intendente Municipal de la capital de la Provincia Gustavo Sáenz.
El segundo dato en importancia es la teórica resolución de la disputa interna en el seno del kirchnerista Frente de Todos, en donde la candidatura a Gobernador ha caído del lado del actual diputado nacional Sergio Leavy, quien se ha impuesto, por una apreciable diferencia, al actual Vicegobernador de la Provincia, Miguel Ángel Isa.
El tercer dato es la consolidación de la joven diputada provincial Bettina Romero Marcuzzi, que ha ganado su nominación dentro del frente Sáenz Gobernador, al haber obtenido más votos que sus principales contrincantes, Matías Posadas y Martín Federico Grande Durand.
En esta misma categoría destaca el triunfo en la interna del FDT del candidato David Leiva, quien seguramente disputará la Intendencia Municipal de la ciudad de Salta con Bettina Romero.
También se ha decidido la insólita interna del trotskismo de Salta y lo ha hecho en favor del exdiputado nacional Pablo Sebastián López, cuya candidatura a Gobernador de Salta se ha impuesto a la de Violeta Gil y a la de Andrea Villegas.
El resto de los resultados no es significativo, ya que en su mayoría han decidido pequeñas internas vecinales y dejado fuera de la competencia a una cantidad no demasiado importante de aspirantes.
El hecho de que Gustavo Sáenz lleve en su boleta, como candidato a Vicegobernador al «albertista» Antonio Oscar Marocco Jiménez hace que los resultados de las primarias salteñas sean ininterpretables en clave kirchnerismo/no-kircherismo. El actual Intendente Municipal, que subsistió cuatro años en el cargo gracias en buena parte al apoyo financiero del gobierno de Mauricio Macri representa una auténtica ensalada ideológica puesto que al macrismo silenciado se le suma el kirchnerismo de Marocco, más un incomprensible apoyo a la candidatura de Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey.
La de ayer pudo haber sido la penúltima elección que se celebre en Salta con las máquinas de voto electrónico. El sistema ha concitado ayer, una vez más, un amplio rechazo, con el agravante de que ahora se han sumado a las críticas sectores políticos que hasta hace poco lo consideraban como inmejorable. La única verdad es que las primarias del 6 de octubre en Salta se podrían haber resuelto sin tantas complicaciones con una sola hoja de papel y este es un argumento que ningún defensor del voto electrónico ha podido rebatir.
El carácter escasamente decisivo de los resultados, sumado a la duración e intensidad de la campaña proselitista previa, obliga a pensar si este tipo de elecciones obligatorias deben celebrarse en Salta, habida cuenta del elevadísimo gasto que supone. Las primarias no han mejorado la democracia, como se pensaba cuando se introdujeron en 2011, ya que las elecciones de ayer marcaron un mínimo importante en materia de participación de los electores. Entre la potencial inutilidad del acto electoral y la actual confusión e inseguridad que provoca el voto electrónico, miles de salteños se han quedado en sus casas y no han acudido a votar, a pesar de las consecuencias legales que la abstención acarrea.