De balotajes y batacazos

La palabra «batacazo» tiene significados opuestos y contradictorios a uno y otro lado del Atlántico. Mientras en la Argentina esta palabra es empleada generalmente para llamar a un triunfo inesperado, afortunado y sorprendente (típicamente el de un caballo de carreras), en España sirve para designar al fracaso o caída brusca en un asunto, negocio o posición.

Así pues, cuando los periódicos españoles titulan «Batacazo del Celta de Vigo», hablan claramente de una derrota y no de un triunfo.

Teniendo en cuenta la marcada anfibología de la palabra, no parece conveniente hablar hoy (ni siquiera en términos turfísticos) de «batacazo» de Macri, pues unos cuantos millones de personas que utilizan rigurosamente el idioma español podrían entender que Macri ha sufrido un fracaso o una caída brusca, lo cual, como todo el mundo sabe, no es cierto.

Pero es que, si miramos la realidad, veremos que el resultado electoral obtenido por Macri no es un «batacazo» ni en España (porque no fracasó) ni en Argentina (porque no ganó). Hablar de «batacazo» en un caso como este solo puede tener por resultado la confusión.

Ballottage

Otro tanto sucede con el ballottage, que ya se produjo ayer y que no se producirá el próximo 22 de noviembre, como dicen algunos.

Todo el mundo dice que será la primera vez que haya ballottage en unas elecciones presidenciales argentinas, pero esto no es verdad.

Los resultados de las elecciones presidenciales del 27 de abril de 2003 produjeron (esa misma noche) un ballottage entre Carlos Menem y Néstor Kirchner, que fueron los candidatos más votados en aquella oportunidad. El primero con el 24,45% de los votos; el segundo con el 22,24%.

Hubo entonces ballottage, pero no segunda vuelta, ya que ésta, que estaba prevista para el día 18 de mayo de 2003, no llegó a celebrarse por haber retirado Menem su candidatura.

En resumen, que no hubo «batacazo» pero sí «ballottage». El próximo domingo 22 de noviembre, por el contrario, no habrá «batacazo» (en el sentido de triunfo inesperado y sorprendente) ni «ballottage», pues ambos candidatos llegarán a la segunda elección ya «baloteados».