
Las fuerzas surcoreanas se encontraban en estado de alerta máxima tras el ultimátum lanzado este jueves por Pyongyang: Seúl tiene 48 horas para cesar su guerra de propaganda en la frontera o se expondrá a operaciones militares concertadas por parte de Corea del Norte.
La Comisión Central Militar de Corea del Norte, presidida por Kim Jong-un, avaló este jueves el ultimátum y proyectos de "ataques de represalias y contraataque a lo largo de toda la frontera".
Según la agencia oficial norcoreana KCNA, Kim Jong-un ordenó que las unidades del Ejército Popular Coreano destacadas en la frontera intercoreana fuertemente militarizada estén "en estado de guerra" este viernes.
Estas tropas deberán estar "plenamente listas para el combate y para lanzar operaciones sorpresa", y toda la línea del frente debe encontrarse en un "semiestado de guerra", decretó Kim Jong-un.
Los jefes de Estado Mayor de Corea del Sur replicaron dirigiéndose directamente al EPC para instarle a abstener de "todo acto irreflexivo" y advertir de que no se quedarán de brazos cruzados en caso de nueva provocación.
Estados Unidos y la ONU han expresado su preocupación por la situación. "Seguimos comprometidos en la defensa de nuestro aliado" surcoreano y "seguimos vigilando la situación", declaró un portavoz del Pentágono, Bill Urban.