
Las detenciones se produjeron ayer, día domingo 15 de febrero, y a los dos detenidos se les responsabiliza de ayudar al autor de los tiroteos proporcionándole las armas y dándole cobijo tras los atentados.
La policía busca a más testigos para determinar los movimientos del sospechoso antes, durante y después de los dos atentados, que se produjeron en un intervalo de ocho horas entre el sábado por la tarde y la madrugada del domingo.
El primer atentado fue el sábado por la tarde cuando el terrorista abrió fuego contra las personas que participaban en un acto sobre libertad de expresión en el que estaba el caricaturista sueco Lars Vilks, amenazado de muerte por publicar caricaturas de un perro con la cabeza de Mahoma. Un documentalista, Finn Norgaard, falleció por los disparos y tres personas más resultaron heridas. Poco después, el atacante se dirigió a una sinagoga y mató a uno de los guardias de seguridad e hirió a dos policías.
El responsable de los ataques es presuntamente un joven de 22 años nacido en Dinamarca y conocido “por actividades criminales relacionadas con la violación de las leyes de armas y actos violentos”. Fue abatido pasadas las 5.30 de este domingo, tras una persecución de horas. La policía añadió dos datos sobre el sospechoso: hace tiempo que estaba siendo investigado por los servicios de inteligencia del país y no consta su paso por países donde se entrenan habitualmente los yihadistas, como Irak o Siria.
Dinamarca ya fue objeto de la ira islamista hace 10 años, cuando el periódico Jyllands-Posten publicó unas caricaturas de Mahoma, ejemplo que más tarde siguió, entre otras publicaciones, la francesa Charlie Hebdo. Una ola de violencia se desató entonces, con el incendio, entre otras, de la Embajada danesa en Siria y después con centenares de muertes. La televisión emitía el audio del debate del sábado en el que el discurso de la activista de Femen Inna Schewtschenko sobre la libertad de expresión y la blasfemia quedaba de repente interrumpido por una ráfaga de unas 40 balas. Es la dramática continuación de un choque violento que parece no tener fin.