
Después de algunas idas y venidas, el encuentro ha tenido finalmente lugar. El presidente de los Estados Unidos de América y el líder de la comunista Corea del Norte se han dado un apretón de manos en Singapur, lugar elegido para celebrar una de las cumbres políticas internacionales más importantes de los últimos tiempos.
Donald Trump resumía así su encuentro con Kin Jong un: “Todo ha ido mejor de lo imaginable”.
El histórico apretón de manos, de 12 segundos de duración, ha tenido lugar en el hotel Capella, ubicado en la isla de Sentosa, en Singapur. El primer cara a cara oficial de los líderes de dos potencias enfrentadas tenía lugar en medio de un impresionante despliegue escénico y con los protagonistas estrictamente ceñidos al guión. Vestidos dada uno con su vestimenta característica (traje de chaqueta y corbata roja para Trump, traje de estilo Mao negro y raya diplomática para Kim) los dos caminaron al mismo ritmo para encontrarse desde extremos opuestos en el centro mismo del podio, ante un fondo de banderas norcoreanas y estadounidenses.
Tras los saludos, ambos líderes caminaron juntos, de manera relajada, hacia la habitación en la que tenían previsto reunirse en privado. “Me siento muy bien”, dijo Trump al comienzo de su conversación. «Vamos a tener un gran diálogo y creo, un tremendo éxito, será tremendamente exitoso y es mi honor; tendremos una relación magnífica, no me cabe duda», añadió el optimista presidente norteamericano.
Su interlocutor, que tras unos primeros momentos de nervios había recuperado la entereza, dijo por su parte que «los viejos prejuicios y prácticas actuaron como grilletes que nos impedían movernos, pero los hemos superado y aquí estamos hoy». «Doy fe de que este encuentro es un buen preludio para la paz»", añadió.
Los dos líderes departieron a solas durante 45 minutos, con la sola compañía de sus traductores. Tras esta conversación, dio comienzo a la reunión de las delegaciones de ambos países para tratar sobre el desarme nuclear de Corea del Norte.
Kim no respondió a la pregunta de la prensa acerca de si está dispuesto a deshacerse de su armamento nuclear. Por el contrario, aseguró, en tono solemne y con palabras aparentemente muy sopesadas de antemano, que en esta fase se negociará sobre “asuntos importantes”.
Integran la delegación de los Estados Unidos el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton; el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John Kelly. Junto al líder coreano participan su hermana, Kim Yo-jong; su hombre de confianza, Kim Yong-chol; el jefe de Gabinete Kim Chang-son, y el jefe de la delegación que se reunió en Panmunjom con representantes estadounidenses, Choe Son-hui.
Actividades previstas
Está previsto que tras el encuentro de las delegaciones se sirva un almuerzo de trabajo al que se incorporarán más representantes de los respectivos equipos.A las cuatro de la tarde, hora local (cinco de la mañana en la Argentina), y una vez haya concluido la cumbre, Donald Trump va a ofrecer una rueda de prensa en la que previsiblemente hará un balance del encuentro.
La desnuclearización: el objetivo
Las delegaciones de ambos países ultimaron contra reloj la agenda de la cumbre. A la vista de los últimos gestos de Kim, los estadounidenses rebajaron considerablemente el tono de sus exigencias y el de su discurso antinorcoreano en general. Así, mientras hace unos meses los americanos exigían que Corea del Norte se desarmara de manera “completa, verificable e irreversible” como condición previa para dar cualquier otro paso, ahora han reconocido que el desarme total requerirá un proceso más o menos. Sin embargo, ha quedado claro que las sanciones económicas continuarán hasta tanto el objetivo final del desarme norcoreano sea alcanzado.Corea del Norte, por su parte, reclama garantías de seguridad. Estados Unidos está abierto a ello, según ha apuntado el Secretario de Estado Mike Pompeo. Se trata, en cualquier caso, de unas garantías “diferentes” a las que Washington habría podido ofrecer en el pasado y que, en opinión del jefe de la diplomacia estadounidense, convencerán a Pyongyang de que “el desarme nuclear les beneficiará”.
La reunión de Singapur ha exigido el despliegue de una seguridad extrema por tierra, mar y aire. A los cientos de policías uniformados que custodian formalmente los lugares en los que se desarrolla la cumbre, se suman otros tantos agentes de paisano. El espacio aéreo está vigilado por drones y dos buques de guerra de Singapur y varias patrulleras controlan las transitadas aguas en torno a la isla de Sentosa.
Fuente: El País