
Al final de una ronda de visitas, un supervisor se dio cuenta de la situación y comprobó que una de las visitas le había colado una piscina pequeña destinada a uno de los internos, según ha declarado el abogado Christian Etelin, consejero del prisionero. Es una piscina pequña. «Se puede esconder debajo de una camiseta», ha explicado el abogado, quien también ha señalado que «no se trata de un caso aislado», ya que se han detectado otras piscinas inflables en la prisión.
El sindicalista Jean-Pierre Soudier-Miquel, secretario local de UFAP-UNSa Justice de Seysses, recuerda también que «hace dos o tres meses» se previó la instalación de una piscina de estas características en el exterior.
Tráfico de objetos
En prisiones como esta «se trafica con toda clase de objetos», señala el sindicalista, recordando por ejemplo el hallazgo de peces rojos, que habían sido introducidos fraudulentamente en la cárcel.«Esto puede hacer reír, pero igualmente se han encontrado armas fabricadas en cerámica, sin contar con los numerosos teléfonos móviles y los estupefacientes», ha añadido el sindicalista. Este tráfico alimenta las tensiones entre los prisioneros y entre estos y sus guardianes.
El detenido al que se le encontró la piscina tenía también en su poder un teléfono móvil. El hombre fue acusado de haber amenazado de muerte al jefe de detención. Todo ello le valió la sanción de 14 días en la «celda disciplinaria», ha precisado el abogado Etelin, quien ha subrayado también que la referida celda «no tiene piscina».
Fuente: Europe 1