
Fueron los campesinos de Tarija, agrupados en su combativo sindicato, los que negociaron con el gobierno de Tarija el levantamiento del bloqueo a los caminos, que mantenía a una cantidad nunca precisada de salteños atascados del otro lado de la verja.
Estos comprovincianos habían viajado al vecino país como si fuese el suyo propio, para honrar a la Virgen de Urkupiña in situ, ya que al parecer no se fían mucho de los ruidosos cultos que los residentes bolivianos en Salta dedican a la misma Virgen.
El señor Godoy ha dicho -según la comunicación oficial del gobierno- que «además del bienestar de las personas, nos interesaba su pronto regreso».
Fuentes no oficiales señalan sin embargo que el funcionario se habría dirigido a unos de los retornados, que pasó doce días varado en un terraplén bebiendo agua de acequia, diciéndole: «¿Tenés ganas de volver a Tarija?» La respuesta no se puede escuchar bien en grabación, pero da la impresión de que el viajero respondió con una rima un poco grosera.