La foto que debería avergonzar al Poder Legislativo de Salta

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Lo último que se puede esperar de un político en ejercicio es que se tome una fotografía con un niño impedido de caminar al que el político en cuestión le acaba de regalar una silla de ruedas. Y que, sin pudor de ninguna naturaleza, la difunda a través de los medios de comunicación.

El gesto trasciende lo puramente demagógico para internarse en el terreno de lo inmoral y lo antijurídico.

Nada impide, desde luego, que un político o cualquier ciudadano, regale a personas necesitadas sillas de ruedas o lo que le venga en gana. Lo que se espera de este tipo de gestos es que sean desinteresados; es decir, que el donante no se proponga sacar algún tipo de rédito o ventaja personal de su acción.

Siempre que las donaciones de este tipo de objetos son sinceras y desinteresadas -lo que ocurre en una abrumadora mayoría de casos- son al mismo tiempo discretas. Es decir, el donante no acude al acto de entrega con fotógrafos y cronistas.

El caso del senador provincial Pablo Damián González, oficialista, electo en las listas del Partido Renovador de Salta por Orán, es un claro caso de abuso de la imagen infantil. Un acto que no solo debiera avergonzarlo a él personalmente sino también a todos los poderes públicos de Salta.

Es del caso suponer que el legislador no ignora que la utilización de imágenes de menores de edad en los medios de comunicación, que, como en este caso, suponen una intromisión ilegítima en su intimidad, honra o reputación y que son contrarias al interés superior del niño están rigurosamente prohibidas por normas de derecho interno e internacional.

Cuando además de todo eso, detrás de la utilización ilegítima de la imagen de un niño discapacitado se esconde una finalidad política, estamos frente un escándalo de singulares proporciones. No hay ni puede haber utilización más obscena de una necesidad humana ni explotación más infame de una persona necesitada que ésta.

Si los salteños -como les gusta decir con frecuencia- conforman una sociedad «decente», las organizaciones que defienden los derechos de la infancia, los que hacen lo propio con las personas que padecen discapacidad, los ciudadanos en general y los medios de comunicación en particular deberían ya mismo exigir -y, en su caso, proceder- a la retirada de esta foto, que insulta el sentido común y la buena educación de aquellos que creen que los derechos de las personas más indefensas de la sociedad no se pueden atropellar por un arrebato de demagogia barata.