El diario El País de España: un chabolista europeizado

En un increíble faux pas periodístico, el diario fundado por don Jesús de Polanco, ha calificado a Tucumán como «una de las provincias más pobres de la Argentina».

No importa si esa calificación es acertada o no. Lo que aquí importa es que quien afirma semejante cosa no tiene derecho a entrometerse en la pobreza nacional, pues ésta es considerada un territorio soberano sobre el que los argentinos no admiten comentaristas, glosadores ni competidores foráneos.

El orgullo patrio espoleado por el kirchnerismo bienhechor tiene prohibido hablar de nuestra pobreza en términos comparativos.

A nadie -menos a los extranjeros o a los argentinos que viven o han vivido en Europa- se les permite insinuar que Burkina Faso ha hecho más progresos en la lucha contra el hambre y la pobreza que la Provincia de Formosa o que en Ghana los pobres que viven de la chatarra electrónica tienen mejores horizontes que los braceros de la caña de azúcar en Tucumán.

Cualquiera que se anime a lanzar semejantes infundios se expone a que le cuelguen inmediatamente el terrible sambenito de «villerito europeizado», como le ha sucedido recientemente al insensible e imprudente Carlos Tévez, que no ha tenido la misma suerte que la sensata y calculadora Delfina Rossi, cuya europeización ha pasado de puntillas por el cedazo oficialista.

El horrible pecado del delantero de Boca consistió en haberse dado cuenta, con su escasa educación formal y sus modales campechanos, de que los proletarios de Turín o los de Manchester viven vidas más dignas y disfrutan de más derechos que los sufridos y vulnerables ciudadanos de Formosa, a pesar del auge del neoliberalismo y la crisis estructural de los estados benefactores de Europa.

Pero por favor, si eso llegase a ser cierto, mejor no decirlo. No vaya a ser cosa de que alguien se dé cuenta de que no vivimos en Wonderland como nos están vendiendo y, peor aún, que algún criollo con raíces bien originarias (de apellido Schönnenfeld) descubra que la Europa decadente de los mercaderes todavía puede dar lecciones de solidaridad, de democracia y de libertad a los orgullosos e indomables pueblos de nuestra venturosa América.