
Antes de responder a estas preguntas, quizá sea conveniente averiguar qué clase de defensa de Salta y de los salteños ejercieron los que ahora se candidatean para diputados nacionales pero que durante años ejercieron como diputados o senadores provinciales.
¿Defendieron ellos al Departamento de La Capital y a sus habitantes (que fueron quienes los eligieron) de la pérfida voracidad de los territorios empobrecidos del resto de la Provincia? O, al contrario, ¿fueron velados defensores del centralismo supremacista de la capital provincial?
Hay una cierta contradicción aquí, puesto que no puede un señor decir que durante su mandato como diputado provincial fue un firme defensor del «conjunto» del territorio y de todos sus habitantes por igual, y luego prometer que como diputado nacional va a defender solo una parte del territorio (Salta) y a una parte de sus habitantes (los salteños). Y a hacerlo, además, en contra de los intereses de otros territorios argentinos y de sus habitantes.
Chibán vs Zapata
En este sentido, parece mucho más coherente el candidato Héctor Martín Chibán que su contrincante Carlos Zapata, los dos diputados provinciales con mandato aún vigente.Chibán parece tener bastante claro que, aunque fue electo por los constituents domiciliados en el Departamento de La Capital, su mandato representativo no se limita a estos sino que se extiende a todo el conjunto de la población, como por otra parte dice la Constitución de Salta.
Pero Zapata no parece tenerlo tan claro, si se tiene en cuenta su promesa de convertirse en algo así como en el Chapulín Colorado de los indefensos salteños en el Congreso de la Nación.
Pero si el señor Zapata llega al Congreso, en algún momento deberá darse cuenta de que su misión no consiste en defender 'a Salta y a los salteños', como a él le gustaría, sino que su mandato representativo abarca a todos los habitantes del país. Los que viven en Salta solo lo han elegido, pero él no los representa.
Renunciar a representar a todos y empeñarse en representar solo a una parte es causa suficiente para que un diputado incurra en incumplimiento de sus deberes y sea cesado por sus pares.
Cualquier psicólogo con tres meses de carrera diría que aspirar a un escaño en el Congreso para defender el terruño es síntoma de un preocupante complejo de inferioridad.
Sentarse en aquellos asientos obliga a pensar un poco más en grande de lo que se propone hacer el diputado (provincial) Zapata.
No es bueno, desde luego, que Zapata se olvide de los salteños que lo eligieron, pero si él resulta electo diputado nacional su defensa del federalismo debería contemplar en primer lugar la unidad de la nación y el respeto a la diversidad territorial. Pero las dos cosas juntas y no solo una de ellas.
En los últimos 27 años los salteños hemos enviado al Congreso un desfile de pequeños emponchados y emponchadas con un nulo sentido de Estado. Mentes planas sin más imaginación ni inteligencia que la de proponer que Güemes aparezca en los billetes, como si una medida como esa supusiera un acto supremo de 'defensa' de los salteños. Habría que saber que los salteños no vivirán mejor en ningún sentido ni aun que la efigie de Güemes aparezca una mañana tallada en piedra en el Mont Rushmore.
¿Por qué motivo un diputado nacional por Salta debería defender una mayor cuota de coparticipación federal para Salta o el cumplimiento del pago de las regalías por el petróleo? ¿Acaso a estas cuestiones no las debe resolver el Gobernador de la Provincia? Las competencias del Congreso en estas materias están bastante claras, pero no por ellas se debe justificar que un diputado por Salta se líe el poncho a la cabeza y defienda el localismo para perjudicar al resto de sus representados.
Que se sepa, los legisladores nacionales no son embajadores de Salta en Buenos Aires ni agentes operadores del Gobernador. Elegirlos para tareas como estas es denigrar el noble oficio de hacer las leyes de la república. Para eso, convendría pagarles un sueldo para que se instalen en la Casa de Salta en Buenos Aires y que desde allí hagan -si pueden- un lobby más eficiente que el que hacen los operadores de La Matanza o de Santa Cruz.