
Evidentemente, para Sáenz hay muertos de primera clase y muertos de segunda.
En un nuevo aniversario del atentado a la AMIA, uno de los hechos más dolorosos de nuestra historia, recordamos a las víctimas y acompañamos a sus familiares en el pedido de verdad y justicia. #AMIA27Años pic.twitter.com/ldvvU6krZz
— Gustavo Sáenz (@GustavoSaenzOK) July 18, 2021
La calificación gubernamental del sangriento atentado contra la sede de la AMIA como «uno de los hechos más dolorosos de nuestra historia» tiene toda la apariencia de un recurso de propaganda; sobre todo cuando en Salta todavía se intenta cubrir con un manto de impunidad la masacre de Palomitas (ocurrida hace 45 años) o cuando las instituciones -incluida el gobierno de Sáenz- se niegan a investigar el doble crimen de las turistas francesas, ocurrido en julio de 2011.
Corresponde preguntarse entonces por qué motivo Gustavo Sáenz recuerda y se siente solidario con las víctimas del atentado a la AMIA y apoya a sus familiares «en el pedido de verdad y justicia», y no hace lo mismo con las víctimas y familiares vivos de Cassandre Bouvier y Houria Moumni.
¿Es que las dos jóvenes francesas no merecen la compasión gubernamental por ser extranjeras, o simplemente por ser mujeres?
Tanto el asunto de la AMIA como el asunto de las turistas francesas están en manos de la justicia. Si la intervención de la justicia no es suficiente para impedir que Sáenz prometa «acompañamiento» a las víctimas de la AMIA, debería suceder lo mismo en el caso de las turistas francesas. Pero no tenemos esa suerte. Para Sáenz sólo el atentado a la AMIA disfruta de la consideración de «uno de los hechos más dolorosos de nuestra historia». El calvario de las jóvenes estudiantes francesas (incluida su violación, tortura y salvaje ejecución) parece -como decía el viejo Le Pen de los hornos crematorios de los nazis- «un simple detalle de la historia».
Y si Sáenz no encuentra explicación para estas distinciones tan dolorosas entre unos muertos y otros, todavía menos podrá explicar que sus aliados del Frente de Todos (una coalición electoral a la que -según la asesora Pamela Calleti- el gobernador Sáenz pertenece hasta el caracú) hayan emitido una solemne declaración de apoyo a la dictadura cubana, bajo la pacífica consigna de ¡Patria o muerte! ¡Venceremos!.
En efecto, tras la escalada de tensión en Cuba desatada contra el gobierno de Miguel Díaz Canel, un grupo de diputados nacionales argentinos del Frente de Todos (esos que, según Calletti, representan el «proyecto de país» que apoya Sáenz y confiere dirección y sentido a su gobierno) se reunieron en vídeoconferencia con algunos líderes izquierdistas de la región para expresar su solidaridad y apoyo al régimen cubano, poco después de que el propio gobierno federal argentino se negara a calificar al régimen como dictadura, y el presidente Fernández calificara al bloqueo como «inhumano», después de que él mismo bloqueara durante meses a millones de argentinos dentro de su propio país y a miles en países extranjeros.
Junto a líderes regionales como @lugo_py, @evoespueblo, @dilmabr, @ernestosamperp, @oscarlaborde, entre otros referentes, nos reunimos con el #GrupoHermandad para escuchar al canciller cubano @BrunoRguezP y expresar toda la solidaridad con el gobierno y el pueblo cubano. pic.twitter.com/y7vpYXSsDF
— Eduardo Valdés (@eduardofvaldes) July 16, 2021
Es razonable calcular que a Sáenz le llevará tiempo y trabajo despegarse de esta fervorosa adhesión kirchnerista al régimen cubano, aunque probablemente sea menos tiempo que el que le llevó a Pamela Calletti recorrer el camino de funcionaria de un gobierno macrista (como el último de Urtubey) a ser adalid y puntal de un gobierno kirchnerista, como ella misma se ha encargado de decir que es el de Sáenz.
En cualquier país del mundo estas fantasiosas derivas políticas se pagan a un precio muy alto. En Salta, sin embargo, cualquier mescolanza es posible, sin que nadie ponga el grito en el cielo, mientras los muertos (tanto los nativos como los extranjeros) contemplan azorados, pero en sepulcral silencio, las injustas diferencias de trato.