
En opinión del funcionario, la fórmula conformada por Juan Manuel Urtubey y Miguel Isa expresa «la unión de los dos dirigentes con mayor caudal político de la Provincia».
Las opiniones del señor Sylvester son para ser tenidas muy en cuenta; no solo por el alto cargo que ocupa, sino porque se trata de una persona preparada, que normalmente no esquiva los temas difíciles. De todos los colaboradores del gobernador Urtubey, es seguramente el Ministro de Gobierno quien revela -muchas veces sin querer- la verdadera orientación ideológica del régimen que gobierna a Salta desde 2007.
Y esto, por supuesto, es de agradecer.
Hacia la representación 'total'
La idea no es nueva, pero esta vez ha sido esbozada con mucha mayor claridad: el régimen de Urtubey aspira a la más amplia representatividad popular, y para alcanzar este objetivo, nada mejor que aliarse con una miríada de partidos «distintos» que, al cabo de un cierto tiempo -como ya sucedió con el PRS-, terminan absorbidos por el peronismo.Salvo que el ministro tenga una idea un tanto confusa de lo que es «pueblo», lo cierto es que la representatividad popular más amplia solo es posible en los regímenes totalitarios; es decir, en aquellos sistemas de dominación que se erigen a costa de la libertad y de la autonomía de los individuos.
Si para Sylvester y el gobierno la «unión» entre los dos dirigentes con mayor caudal político de la Provincia es muy buena, a fortiori, la unión de todos ellos, sin discrepancias ni diferencias, será muchísimo mejor.
Y si «más» significa «mejor», ¿por qué no hacer entonces que «todo» el caudal político de la Provincia confluya, se reúna y se consolide en el mismo hombre?
La mística fascista
La mística fascista era una corriente de pensamiento fideísta que fue fundada en Milán el 10 de abril de 1930. Estaba integrada por diversos intelectuales fascistas que, bajo la inspiración de Niccolò Giani, intentaron salir del ámbito exclusivamente político para crear un fascismo espiritual.El Diccionario de Política elaborado por el Partido Nacional Fascista (Vol III, pp. 185 – 186, Roma 1940) dice al respecto lo siguiente: «La mística fascista se puede definir mejor como la acción fascista determinada por la fe».
Muchas veces el Gobernador de Salta ha sorprendido a la parroquia con sus invocaciones a la fe y con sus propuestas para llevar a cabo una «revolución del amor en acción». Urtubey jamás ha ocultado su intención de construir un «Estado ético», de corte neohegeliano, a través de una gigantesca movilización de fuerzas materiales y morales cuyo objetivo final es asegurar, precisamente, la grandeza moral y material del pueblo salteño.
En este contexto cobra especial significado la aspiración política de una representatividad popular «lo más amplia posible». Sin ella, la movilización total de la sociedad y la «comunidad organizada» serían empeños imposibles.
Organicismo y Estado ético tienen como conclusión lógica la proclamación del totalitarismo. Así por lo menos sucedió en el IV Congreso del Partido Nacional Fascista celebrado en 1925. En palabras del propio Mussolini: «El Estado totalitario reclama para sí todas las prerrogativas y derechos y penetra de manera totalitaria, de hecho, la existencia de sus ciudadanos».
«El fascismo es un método, no un fin; es una autocracia sobre la vía de la democracia» (entrevista a Mussolini en el Sunday Pictorial de Londres, 12 de noviembre de 1926).
La más amplia representatividad popular resume también la aspiración peronista de erigirse en el único representante político de las clases sociales y de fundir en una sola (peronista, por supuesto) las diferentes culturas.
El peronismo amplio (o total) que proclama Sylvester y practica Urtubey se resume mejor en esta conocida frase: «Nosotros nos permitimos ser aristocráticos y democráticos, conservadores y progresistas, reaccionarios y revolucionarios, legalistas e ilegalistas, según las circunstancias de tiempo, de lugar y de ambiente».
Esta frase no es de Perón, como muchos creen, sino de un famoso discurso de Benito Mussolini.