Para cualquier gobierno que bien se precie, la solución a los problemas y desafíos que plantea un mercado (fuertemente intervenido por el Estado) como es el que reúne a los que ofrecen y demandan empleo, requiere, en primer lugar, comprender bien en qué consiste tal mercado; cuáles son sus límites, su configuración y los mecanismos que lo vertebran. No comprender estas cosas desemboca, casi siempre, en la adopción de decisiones equivocadas.
Éste parece ser el caso del Gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y de su ministro de Trabajo, Eduardo Costello, que ayer mismo han vuelto a incurrir en un notable error de comunicación al decir que «más de 1200 salteños ingresaron al mercado laboral a través de las fábricas sociales» (cita textual del parte de prensa del gobierno provincial).
No hace falta un doctorado en Economía Laboral para advertir que entre encontrar un empleo remunerado e ingresar al mercado de trabajo hay enormes diferencias teóricas y prácticas.
La expresión «mercado de trabajo» designa aquel espacio económico en el que se produce el encuentro de la oferta y la demanda de trabajo remunerado. Por tanto, una persona «ingresa» a tal mercado no cuando encuentra efectivamente un puesto de trabajo que le proporciona un salario sino simplemente cuando se propone encontrarlo; es decir, cuando se decide a formar parte de la población económicamente activa.
En el caso de las (supuestas) 1200 personas que según el gobierno han 'ingresado' al mercado de trabajo salteño gracias a las llamadas 'fábricas sociales', es altamente probable (por no decir seguro) que todas ellas, antes de formalizar su relación de empleo ya se encontraran buscando empleo; es decir, que aun antes de 'ingresar' ya estuvieran dentro del mercado, como demandantes.
Pero si, desafiando a la lógica, admitiésemos lo improbable -es decir, que las 1200 personas empleadas en las fábricas sociales ingresaron al mercado de trabajo en el momento exacto en que suscribieron sus contratos de trabajo- tendríamos que concluir que los afortunados no formaban parte hasta ese mismo momento de la población económicamente activa. Y si este es el caso, no caben dudas de que la incorporación al trabajo de estas personas, por masiva que haya sido, no ayudará de ninguna manera a bajar la tasa de desempleo (que es algo a lo que el gobierno está obligado), pues tal tasa solo refleja el porcentaje de personas sin ocupación entre las que conforman la población económicamente activa.
Urtubey y Costello confunden, pues, el 'ingreso al trabajo' con el 'ingreso al mercado de trabajo', lo cual habla a las claras de que las políticas que despliega el gobierno en este espinoso terreno de la economía provincial carecen de cualquier rigor técnico y de las mínima seriedad política.
Costello y Urtubey desconocen cuándo las personas acceden al mercado de trabajo
Iruya.com
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