Urtubey, el Gobernador boliviano

La soberanía es uno de los pocos conceptos jurídicos que no admiten matices ni escala de grises. Desde Bodino, pasando por Hobbes, hasta Rousseau, aquella cualidad del poder que erige una autoridad independiente sobre un determinado territorio es indivisible y, por ello mismo, no se puede compartir.

Excepto, claro está, allí donde la huella de Rousseau y Hobbes (nacidos en Ginebra y Westport, respectivamente) es tan débil que la soberanía se convierte en un concepto carnavalesco.

Este parece ser el caso del paraje Abra de Santa Cruz, ubicado (siempre teóricamente) en el territorio salteño de Santa Victoria Oeste, que recientemente recibió la visita del Gobernador de la Provincia (argentina) de Salta, señor Juan Manuel Urtubey, y de su Ministro de Salud Pública, señor Oscar Villa Nouguès.

Ambos funcionarios se presentaron en el Puesto Sanitario de esta alejada localidad, en donde entregaron (en nombre de la soberanía argentina) un equipo odontológico portátil, adquirido con recursos propios del Ministerio de Salud Pública a través de su afamado Programa de Odontología.

Sin embargo, si nos atenemos al mensaje gráfico que envía la fotografía oficial de la visita, no queda muy claro si el mentado Puesto Sanitario pertenece al Estado salteño (y por ende, a la República Argentina) o si, por el contrario, pertenece al Estado Plurinacional de Bolivia, cuya soberana bandera luce radiante en estas remotas dependencias sanitarias.

Desde luego, al Gobernador de Salta no parece llamarle en absoluto la atención el que una bandera extranjera (si bien de un país hermano) aparezca junto a la enseña provincial (y en igualdad de condiciones que ésta) en una oficina pública, sometida, por definición, a una sola autoridad soberana.

Las especulaciones son infinitas, ya que la bandera boliviana puede haber estado allí desde siempre o haber sido colocada solo con ocasión de la visita del Gobernador de Salta, a modo de homenaje a su persona, o simplemente para testimoniar el agradecimiento de la comunidad (al parecer, bastante numerosa) de ciudadanos bolivianos residentes en Abra de Santa Cruz, por el refuerzo de los recursos odontológicos de su puesto sanitario.

De lo que no caben dudas es que la presencia de la tricolor a las espaldas mismas del Gobernador de Salta, en un acto oficial, genera un sinfín de interrogantes acerca de la correcta colocación de los hitos de frontera y la duda sobre si los recursos odontológicos del Ministerio de Salud Pública de Salta fueron entregados en el lugar correcto.

No sería la primera vez que un funcionario de algo rango mete la pata fuera de su jurisdicción, pues en la década de los ochenta un Ministro de Salud de Salta que venía inspeccionando hospitales por el ramal, intentó en vano hacer valer su autoridad en un nosocomio jujeño, del que fue expulsado a empujones después de amenazar a su director con un sumario.

Sea como fuere, lo cierto es que al Gobernador de Salta esos colores tan vivos le sientan mejor que el pálido azul celeste que Belgrano nos legó (cuando, triste, la patria esclavizada, con valor sus vínculos rompió).

Y hasta tal punto le sienta mejor la escenografía, que sus asesores de campaña están barajando la posibilidad de una cuarta candidatura simultánea para 2015: la de Gobernador del Departamento Autónomo de Tarija.