Abel Cornejo presenta su programa de gobierno para Salta y el mundo

  • El Procurador General de la Provincia de Salta, Abel Cornejo Castellanos, ha publicado en el diario El Tribuno de Salta lo que ya es considerado por la mayoría de las fuerzas políticas provinciales como su programa de gobierno para nuestra Provincia.
  • El debate que fumando espero
¡Ah! ¿Que Abel Cornejo no es candidato a Gobernador de Salta? Pues después de leer sus prolijos párrafos esta mañana ¿quién puede decir que no lo es? Los salteños tenemos un candidato a Gobernador ya lanzado pero todavía no lo sabemos.

Quizá lo mejor de todo esto es que nadie puede cuestionar el programa de gobierno formulado por el Procurador General.

Cualquiera podría decir que Cornejo corre «con el caballo del comisario», pero desde que por obra y gracia del propio Procurador General y de sus muchachos, el prestigio de los comisarios y demás oficiales de la Policía ha entrado en barrena, ahora el dicho popular es «ese corre con el caballo del Fiscal General», que no es otro que Cornejo mismo.

La ventaja deportiva es aún mayor, lógicamente.

¿Recuerda alguien que alguno de los Procuradores Generales que ha tenido Salta en toda su historia haya formulado desde su cargo un programa de gobierno? Las comparaciones son un poco odiosas, pero es como si el director gerente del Hospital Ragone formulara un programa de reforma de la enseñanza en la Escuela Agrícola, o como si el Jefe de la Guarnición se empeñara en dictar políticas para el Hogar de Ciegos Corina Lona.

Pero con este Cornejo tan dinámico y expansivo que conocemos, aquel dicho de «zapatero a tus zapatos» se antoja un poco fuera de moda. Es decir, puede que en Salta se multipliquen los crímenes sin resolver (competencia directa del Procurador General), pero mientras la impunidad sigue campando por sus respetos y los Bouvier, los Peñalva o los Salas hacen cola esperando justicia, sin que se nos mueva un pelo vamos adelantando un poco trabajo y hablamos de lo que «realmente importa».

El debate rechazado

Hace un poco más de un año, el que estas líneas suscribe invitó al Procurador General de Salta a debatir públicamente sus opiniones. El señor Cornejo acostumbra a opinar de todo, y yo también, con la diferencia que yo no percibo un sueldo del Estado ni tengo, como él, blindajes de inmunidad.

Pero, como casi todo Salta sabe, don Abel Cornejo no aceptó mi invitación a debatir, argumentado que él es un magistrado del Estado y que por tanto no puede andar arrastrando la capa ni el sayo en los programas de televisión y, menos aún, -entiendo- para intercambiar puntos de vista con personas lejanas, distantes y poco «lacerantes» como yo.

Aunque ha pasado el tiempo, sigo teniendo un vivo interés en confrontar mis ideas sobre federalismo, regionalización, moralización de la vida pública, libertades fundamentales, promoción de la cultura, desarrollo económico, digitalización de la Justicia, iniciativa privada, carrera administrativa, cambios estructurales, relativismo paralizante, capitalismo especulativo, empleo, anomia, humanismo, sinergias, marginalidad, indigencia, todos estos temas que aparecen contemplados en el programa de gobierno publicado por el doctor Cornejo, y por cierto no aparecen mencionados ni de soslayo en la ley orgánica que disciplina el funcionamiento del Ministerio Público Fiscal.

Pienso que sería interesante para una gran cantidad de salteños que él y yo expusiéramos tranquilamente sobre todos estos temas y los discutiéramos ampliamente. Puede que Cornejo no me considere a su altura, pero tengo que decir que pienso que él está a la mía.

Incluso más: Me animo a hablar con él sobre el uso de palabras como «irrefragable», «lacerante» o «exangüe», que tanto le gusta utilizar en sus discursos y escritos públicos a nuestro ya autoproclamado candidato a Gobernador.

Pero tengo que advertir que hay algo que me da un poco de pereza: Si para debatir con el doctor Abel Cornejo el único camino que tengo es autopostularme también como candidato a Gobernador de Salta, lo haré aunque tenga que arrastrar mis petates y cruzar un océano para cumplir un deber de conciencia. Pienso que la peor suerte que podría tener el sorpresivo candidato es tener que enfrentarse en unas elecciones a un duro hueso de roer como yo.

Y como está visto que mientras Cornejo siga siendo un alto magistrado del Estado jamás debatirá con pequeños ciudadanos inermes, pobres y exiliados, esperaré a que oficialice su candidatura para inmediatamente después lanzar la mía.

Más tarde habrá que ver, porque me temo que ni aun así querrá debatir conmigo.