
Rápidamente y sin demasiados fundamentos como es su costumbre, el diario en cuestión ha salido a descalificar al médico que dirige el único hospital de referencia de la ciudad de Salta en esta pandemia, diciendo que la frase sobre los contagios «lo dejó muy mal parado» o que revela un preocupante «nivel de desinformación».
En una parte del injurioso artículo, para desmentir las afirmaciones del médico, El Tribuno cita «una reciente publicación de la ONU», supuestamente consultada en Internet, sin mencionar ni por asomo, como es preceptivo, a los autores del informe, la fecha en que fue publicado, las posibles opiniones contrarias a sus conclusiones y la dirección en que se halla.
De todos modos, la defensa que hace el diario de la posibilidad de que los asintomáticos no transmitan la enfermedad, choca frontalmente con el silencio cómplice del mismo medio cuando a mediados del pasado mes de marzo y en medio de shock provocado por las primeras medidas de confinamiento, calló vergonzosamente frente a la defensa ensayada por el señor Bernardo Racedo Aragón, Coordinador de Planificación y Control de Gestión de la Municipalidad de Salta; es decir, alto empleado de la Intendenta Municipal de Salta e hija del propietario del diario, señora Bettina Romero.
En efecto, tras regresar de un viaje a los Estados Unidos, el señor Racedo Aragón acudió como si nada a su trabajo y mantuvo reuniones con otros funcionarios y con representantes sindicales.
Cuando le llovieron los cuestionamientos por su actitud, el señor Racedo Aragón respondió más o menos en los mismos términos en que lo hizo el gerente del hospital Papa Francisco:
“No hice nada malo y me resultó incómodo. Además, si uno no tiene síntomas, no hay posibilidad de contagio y no tengo síntomas”.
Para El Tribuno, estas afirmaciones del funcionario municipal romerista no fueron ni «un bochorno» ni «lo dejaron muy mal parado».
En este como en muchos otros asuntos, El Tribuno mantiene una doble moral. Es decir, calla cuando los abusos y las violaciones a las normas son cometidas por sujetos afines al romerismo y carga las tintas contra aquellos que no lo son, empleando en uno y otro caso argumentos exactamente opuestos.