
El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, y el Procurador General de la Provincia, Abel Cornejo, han encontrado una nueva actividad para su apretada agenda. Han dedicado parte de la jornada a controlar el cumplimiento de las normas y protocolos sanitarios en los comercios de la ciudad.
Mientras la intendenta Bettina Romero ha lanzado a las calles de Salta un ejército de inspectores y agentes municipales, Gustavo y Abel han considerado que ellos debían presentarse en persona a controlar el uso de mascarillas, alcohol en gel y el distanciamiento social.
Gustavo, de gaucho urbano, con sus botitas de carpincho y Abel, con sus mocasines relucientes, han recorrido los pasillos entre el papel higiénico y las papas fritas, controlando, siempre controlando.
La grave crisis que vive la economía, la pérdida de empleo, los femicidios, todo puede esperar porque Gustavo y Abel, dos superhéroes al rescate, no van a permitir que a nadie se le ocurra salir por ahí sin su "tapaboca".
El Gobernador ha hablado y repetido que en “esta nueva normalidad se requiere de una libertad responsable” pero no le pierden pisada a los ciudadanos, controlando siempre controlando.
Por otra parte, ha asegurado que la pandemia no ha llegado a Salta por "el enorme esfuerzo que hemos hecho” y, ante el eventual registro de nuevos casos de coronavirus en la Provincia, el Gobernador ha recomendado “no asustarse, no paralizarse; lo que hay que hacer es trabajar todos juntos respetando los protocolos”. Y si no se respetan, siempre nos quedará SuperAbel.