El exministro de Urtubey (hoy funcionario de Sáenz) que aplaude mirando para otro lado

  • El discurso que el gobernador Gustavo Sáenz pronunció ayer en Tartagal ha resonado como un trueno en los principales círculos de la opinión pública provincial y nacional.
  • Los responsables de las mentiras

Sin hacer nombres, Sáenz dijo ayer que su gobierno estaba empezando a «correr el velo de la mentira», en referencia a la abundante información de la que se dispone ahora sobre la crítica situación social y sanitaria de vastas poblaciones del norte de la Provincia.


Al denunciar la mentira del pasado, Sáenz no ha precisado fechas y mucho menos ha mencionado nombres. Algunos creen que no hacía falta, pues parece bastante claro que el periodo en el que Sáenz sitúa las «mentiras» coincide con el del largo gobierno de Juan Manuel Urtubey.

Pero ni el nombre de este ni el de los ministros que lo han acompañado han salido de la boca de Sáenz.

Lo curioso es que mientras el actual Gobernador lanzaba su soflama ante los diferentes grupos vulnerables que se dieron cita en Tartagal para escucharle, entre sus vivaces aplaudidores se encontraba el señor Luis Gómez Almaraz que fue Ministro de Asuntos Indígenas del gobierno de Urtubey y que ahora es secretario de lo mismo en el gobierno de Gustavo Sáenz.

¿Qué responsabilidad le cabe al señor Gómez Almaraz en la situación que se vive actualmente en el norte de la Provincia de Salta? ¿Qué relación puede tener este señor con las «mentiras» denunciadas por su actual jefe, el gobernador Sáenz?

Nadie lo sabe.

Lo cierto es que en el momento de mayor virulencia del discurso de Sáenz (a veces se le calienta el pico y, cuando ello sucede, comienza a desgranar un discurso sentimental y coqueto), y mientras el público en general aplaudía las palabras del primer mandatario, el señor Gómez Almaraz aplaudía, pero mirando hacia otro lado, como diciendo «tal vez no debería estar aquí».

Pero muy mal hace Sáenz en mandar a tapar carteles en las calles que se refieren a los presuntos «aciertos» del gobierno de Urtubey y en denunciar las mentiras y la ocultación de la realidad sin nombres ni apellidos, cuando él mismo ha convertido su gobierno en una «cueva» de urtubeístas no arrepentidos.

A más de uno de los incondicionales de Sáenz (que lo son desde hace mucho tiempo) le consta que los puntos que Urtubey dejó colocados en la administración saencista van por la vida llevándose todo por delante, como si ellos fuesen los reyes del mambo y esa provincia que se cae a pedazos fuese algo completamente ajeno a su descomunal éxito.

Para darse cuenta del mundo en que vivimos, basta tener en cuenta que ayer el gobernador Sáenz lamentó, al borde de las lágrimas, que no hubiera agua en el hospital de Tartagal (¡un hospital sin agua!).

Pero no cualquier hospital: es el mismo hospital que a comienzos de mayo de 2019, y en plena campaña proselitista, visitó el candidato Urtubey para fotografiarse con niños enfermos y con cocineras que le cebaron un estupendo mate, preparado seguramente con agua recogida del techo, ya que por las cañerías solo sale aire, precedido de un sonido sordo de ahogo e indignación por una miseria que jamás debió ser utilizada para multiplicar los votos.