Ministro militar, jefa de Policía mujer: la combinación de Sáenz para la seguridad de Salta

  • El nuevo Gobernador de Salta ha tomado la decisión de conformar la cúpula del aparato de seguridad pública de la Provincia de Salta con un coronel retirado (ministro) y con una comisaria mayor (jefa de Policía). Un militar y una mujer: el agua y el aceite, según aquellos que miran la realidad a través de un prisma ideológico.
  • La jugada maestra

¿Qué va a decir ahora la izquierda cavernaria de Salta? ¿No es la izquierda la principal defensora de la promoción de la mujer en los cargos públicos?


Contemplemos los siguientes escenarios:

1) Si la Policía sale a dar palos en las manifestaciones o dispara balas de goma a las patotas de los barrios, la culpa será del militar. Al fin y al cabo, ellos llevan la «represión» en su código genético.

2) Si, al contrario, los uniformados de azul visitan hospitales, llevan arroz y azúcar a las escuelas más alejadas o recogen en sus escuadrones infantiles a niños de familias desestructuradas o disfuncionales, la «culpa» será de la mujer policía.

Para cumplir con la Ley -que es en definitiva de lo que se trata- no hay sexo ni profesión una más adecuada que la otra. Como decía el poeta Horacio Ferrer de las calles de Buenos Aires, la Ley tiene ese «qué se yo» que hace que todas las personas, con independencia de nuestra condición, de nuestro aspecto o de lo que llevemos entre las piernas, debamos comportarnos exactamente igual.

Por ese pequeño principio que lleva unos trescientos años dando vuelta por ahí, el coronel y la comisaria no tienen mucha elección a la hora de hacer su trabajo, porque lo suyo es cumplir con la Ley.

Es esta una obligación que abraza también a la izquierda encapsulada de Salta. Tanto la alcanza y la comprende, que unos de sus portavoces más aguerridos -el diputado provincial Claudio del Pla- ocupa un asiento en esa venerable institución que se dedica a hacer las leyes.

No queremos pensar que un diputado provincial se sienta ahí para incumplir la Ley o llamar a los suyos a incumplirla. Quizá, si desconfían del coronel o de la comisaria, lo suyo sería que se pusieran a controlar que ambos dos cumplieran con la Ley sin salirse un milímetro de ella.

Lo que no se puede hacer, ni desde la izquierda ni desde la derecha es proclamarse enemigos de los militares, de las mujeres o de los policías, por la mera simpatía o antipatía que nos generan los gajes de sus oficios.

Un político decente respeta estas profesiones y, llegado el caso, las defiende. Es decir, renuncia a socavarlas y a denigrarlas.

Pero como todo tiene su intriga y su misterio en Salta, nadie sabe cómo reaccionará la izquierda con esta combinación tan explosiva que ha decidido Sáenz para el gobierno de la principal fuerza de seguridad del Estado. ¿Seguiremos apuntando al ministro o tendremos en cuenta a partir de ahora que hay una mujer en lo más alto de la estructura policial?

De momento, la jugada le ha salido muy bien a Sáenz. Su decisión de poner al coronel Juan Manuel Pulleiro al frente del Ministerio de Seguridad de la Provincia ha recibido algunas críticas o comentarios, casi todos ellos ideológicamente interesados; pero la designación de la comisaria Norma Morales como Jefa de la Policía de Salta es que casi ha dado la vuelta al mundo.