El Güemes ‘peronista’ que adora el multicandidato Sergio Leavy

  • El candidato a Gobernador de Salta por el kirchnerista Frente de Todos, Sergio Napoleón Leavy, ha criticado que el Presidente de la Nación, en su campaña proselitista, haya ‘usado’ la figura de Martín Miguel de Güemes durante su acto de campaña en la ciudad de Salta.
  • Una clase de historia, pero al revés

No se conoce que durante los doce años del gobierno de Juan Manuel Urtubey, el señor Leavy haya formulado la más mínima queja por la utilización política del mismo prócer por parte del Gobernador de la Provincia.


Sin embargo, lo más interesante del rechazo de Leavy a la presencia de Mauricio Macri en la ciudad de Salta ha sido su caricaturización peronistoide del general Güemes, de quien el candidato kirchnerista ha dicho que «siempre peleó por los humides» y que «dio la vida por una patria justa, libre y soberana».

Según Leavy, Güemes fue una Evita con barba.

La confusión histórica de Leavy es imperdonable, por cuanto Güemes -un militar de carrera- no «peleó siempre por los humildes» (no hay una sola línea en la historia que diga que el suyo fue un combate «social» y es dudoso que lo fuera en las primeras décadas del siglo XIX) y tampoco «dio la vida por una patria justa, libre y soberana», teniendo en cuenta que tales atributos, juntos, fueron utilizados como eslogan por Juan Domingo Perón más de 120 años después de que Güemes muriera.

Pero Leavy no solo se confunde con la historia y con el paisaje, sino que también se confunde con el presente y con el paisanaje, pues al decir que el gobierno de Macri «duplicó la inflación, duplicó el desempleo, duplicó la deuda, la pobreza, mandó a la quiebra a miles de pymes y al hambre a millones de argentinos», se olvida que en Salta hay un gobierno responsable, por lo menos de la mitad de todas esas patologías sociales. Un gobierno al que el candidato Leavy ha apoyado sin reservas. Un gobierno que ha permitido que su hermano gobierne durante dos años la ciudad de Tartagal sin haber sido elegido para ese cargo. Un gobierno al que Leavy le debe, por cierto, algunos favores.

Si por Leavy fuera, habría que exhumar a Güemes y mediante una operación genética, que bien podría estar a cargo del CIF, tendríamos que revivirlo, volverle a calzar el uniforme blanco y montarlo sobre su caballo alado. En tales condiciones, es casi seguro que Güemes -hijo del oficial recaudador del rey Carlos IV- se pondría al frente de sus gauchos para combatir al FMI, que es algo así como la madre de todos nuestros males.

Resultado: Güemes vale para todos. Es hoy macrista y mañana kirchnerista; es «abanderado de los humildes», pero también símbolo y emblema de la más rancia aristocracia local; apoya el aborto legal pero también lo rechaza, según de qué lado el sol ilumine su ecuestre estatua; es de Boca y también de River, para no dejar a nadie descontento; apoya a Sáenz, pero también apoya a Leavy, aunque este no sepa un pepino de historia y no haga el más mínimo esfuerzo por saber que la «justicia social» en tiempos de Carlos IV no existía ni en la mente de los más avanzados reformadores sociales de la época.