
Desde hace aproximadamente un año, las actividades culturales, turísticas y güemesianas fuera de Salta se han multiplicado por cien, y ya a nadie llama la atención que estas pequeñas fiestitas coincidan en el tiempo y en el espacio con las giras y los actos proselitistas de Juan Manuel Urtubey.
Allí donde el Gobernador aterriza, allí se despliegan ponchos, banderitas de Salta, pósters con paisajes de la Provincia de Jujuy, retratos y estatuas de Güemes, libros sobre el prócer y abundante merchandising de la fórmula Lavagna-Urtubey (antes solo de #UrtubeyEsLaAlternativa).
O el Gobernador es muy sabio y aprovecha el importante tirón de su imagen para mejorar el conocimiento nacional de las bellezas y los atractivos de Salta, o es que la realización de estas actividades paralelas es la que “justifica” desde el punto de vista contable y presupuestario sus desplazamientos de campaña, para que parezcan actos de gobierno útiles para Salta.
El caso es que tanto bombo se le ha dado a Salta o dice que se le ha dado en los últimos meses, que a estas alturas ya deberíamos tener unos números del turismo y la cultura similares a los de Suiza. Ello sin contar con que Güemes ya debería estar, por lo menos, a la altura de George Washington o de Juana de Arco.
A los gauchos más sensatos se les ha ocurrido la idea de convertir la Garganta del Diablo, camino a Cafayate, en un moderno y colorado Mount Rushmore, con la cara tallada en piedra de Urtubey (que la tiene de granito de fábrica) y las más blandas de Güemes, de Ragone y de monseñor Tavella.
A los gauchos menos sensatos les sabe todavía a poco que el barbudo general hijo de españoles (más concretamente del delegado de la AFIP de aquel entonces) haya sido declarado solamente «héroe nacional». Para ellos, la gloria de Güemes es galáctica, como la de David Beckham, y por ello mismo ya han planeado erigir un monumento al general gaucho en algún agujero de Marte, adonde Donald Trump se propone posar una nave tripulada por humanos en los próximos años.
Pero ninguno de aquellos dos objetivos se ha conseguido.
Y si Urtubey no consigue tampoco convertirse en Vicepresidente de la Nación, ya serán tres cosas en las que el gobierno provincial habrá fracasado, después de haber invertido en ellas una cantidad importante de dinero de todos los salteños.