
El anuncio de Marinaro Rodó es que el gobierno al que pertenece, por una serie de restricciones de gasto que tiene (algunas de las cuales se ha autoimpuesto), no puede contratar médicos experimentados y que en su lugar mandará a atender partos y recién nacidos a facultativos que acaban de terminar la residencia en la especialidad, con el riesgo que esta inexperiencia significa.
Cuando se trata de hablar de lo bien que van nuestros hospitales o de los magníficos resultados del combate terminal contra el paludismo, quien sale a la palestra es el ministro Mascarello, pero para anunciar recortes en los gastos de personal y falta de recursos humanos suficientemente formados, quien asume esa tarea es el sufrido Marinaro, que para eso se patea los rincones más polvorientos de la Provincia.
Con lo que vale una sola hora de vuelo del avión oficial de la Provincia, ese mismo que el gobernador Juan Manuel Urtubey utiliza descaradamente para los desplazamientos de su cada vez más decaída (pero carísima) campaña proselitista, se podría pagar el salario mensual de un médico con especialidad y experiencia acreditadas, en cualquier lugar de la Provincia.
Para los ingentes gastos, fastos y despliegues electoralistas, tanto de Urtubey como de su primer ministro Yarade, no hay restricción presupuestaria ni pacto de disciplina fiscal que valga. Allí se mueve el dinero como si no pasara nada.
Mucho más vergonzosa es la actitud de la oposición política en Salta, que no ha hecho ni siquiera el intento de calcular cuántos puntos del PIB salteño se lleva la campaña presidencialista de Urtubey. O, lo que es lo mismo, cuánto dinero le cuesta a cada uno de los salteños los escasos 6 puntos y medio que dicen las encuestas que obtendría hoy Urtubey si se sometiera al veredicto de las urnas.
Es más: con solo anunciar la eliminación del voto electrónico en Salta, en cuatro años se podría reequipar íntegramente los hospitales más desabastecidos de la Provincia.
Lo que son hechos, es que el gobierno no puede designar médicos en los hospitales del norte de la Provincia, como claman los residentes en estos lugares, pero sí puede darse otros diques, en carísimos programas de televisión, y tapizar de caucho las pistas de aterrizaje de los lugares más insólitos del país, con un avión que básicamente existe para atender otro tipo de necesidades.