
Veamos la situación del siguiente modo: Ayer, los kirchneristas difundieron por las redes la noticia falsa del regreso del cepo cambiario, al que calificaron de «monstruosidad» y dijeron que es un fenómeno dañino para la economía de las familias y las empresas.
El incidente ha servido al menos para que algunos se den cuenta de que el cepo cambiario -inventado y sostenido durante años por el gobierno de Cristina Kirchner- es una medida perjudicial. Sería absurdo pensar que el cepo es una medida buena si la adoptan los Kirchner y sencillamente perversa si el que la decide es Macri.
Pasa algo parecido con los «fondos» y los «montos» que el gobierno de Macri ha dejado o dejará de enviar a Salta.
Ahora resulta que sin ese dinero no hay casas, no hay obras públicas, no hay pagos de sueldos, no hay subvenciones a los agricultores, no hay recursos para los municipios, los hospitales van a sufrir y las escuelas van a carecer casi de todo.
Si fuese así, sería una pésima noticia, desde luego. Pero aun en la desgracia, revelaría que sin el dinero que fluye desde la Nación, el gobierno de Urtubey no podría hacer casi nada; es decir, que depende casi totalmente de él.
Hasta que no se anunciaron estos recortes, nadie -excepto quizá los funcionarios de Urtubey que ahora han puesto el grito en el cielo- sabía qué tan importante era la aportación del gobierno federal al mantenimiento de Salta y de su gobierno.
La estrategia consiste es decirles a los salteños «gracias a Macri, los salteños ahora viviremos peor» (esta es la parte visible del discurso). La parte oculta es la que dice: «Durante todos estos años, Urtubey nos ha mentido diciendo que las obras son suyas cuando el dinero venía de otra parte. Quizá él no sea culpable de los recortes, pero sí es culpable de no tener recursos propios para poder seguir gobernando».
Todas las noticias tienen un lado bueno y un lado malo. La del cepo, porque permite ver que los mismos kirchneristas la consideran una barbaridad, indigna de un país moderno e integrado en el mundo, pero también la del ajuste de los «montos» nacionales, porque nos permite darnos cuenta de que es un cuento que Salta se mantiene con sus propios recursos, pues en realidad si todos los recursos federales dejaran de llegar, nuestra provincia y su gobierno sufrirían una parálisis terminal.
Quizá el anuncio de los recortes no sea para celebrar, pero sí es buena noticia que los salteños se den cuenta que su gobierno, cuando se queja del dinero que no le llega, deja en evidencia cuánto depende de ese dinero y las razones por las cuales se niega a reconocerlo.
Esa es la transparencia que ofrece el eterno futuro candidato a Presidente de la Nación.