La trazabilidad, el helicóptero y las hienas

  • No es una casualidad, sino más bien expresión inmaculada de la 'transparencia' y la 'previsibilidad' de las brillantes políticas del Gobernador, que los ciudadanos asistidos por el helicóptero hayan sido tratados como hienas salvajes al borde del colapso por inanición.
  • Claroscuros de un discurso
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Mientras Juan Manuel Urtubey exponía sus fantasías ante un auditorio cautivo de líderes empresarios ansiosos por escuchar su esclarecido discurso, en los espacios más recónditos y más pobres de su Provincia un helicóptero esparcía una lluvia de paquetes de comida y de ropa sobre un enjambre de personas necesitadas, propiciando entre estas un descarnado combate por la supervivencia, muy parecido al que se desata en una manada de hienas que se ven obligadas a compartir los restos semidescompuestos de un antílope sin suerte.


La escena, divulgada al mundo gracias al teléfono celular de un ciudadano que participó en la refriega, ilustra mejor que ninguna el excelente nivel de «trazabilidad» de las políticas públicas que con tanto mimo diseña sobre su mesa de arena particular el Gobernador de la Provincia de Salta.

Desde el punto de vista de la famosa «trazabilidad», se podría decir que hasta el más insignificante movimiento de las aspas o del timón de cola del aparato estaban perfectamente planificadas (milimétricamente «diagramadas», como les gusta decir) desde las más altas instancias del poder. No es una casualidad, sino más bien expresión inmaculada de la «transparencia» y la «previsibilidad» de las brillantes políticas del Gobernador, que los ciudadanos asistidos por el helicóptero hayan sido tratados como hienas salvajes al borde del colapso por inanición.

Hay que decir, en favor del gobierno, que las personas asistidas (las hienas) ya se encontraban con anterioridad en los registros de «focalizados»; de allí que «trazarlos» no fue una gran cosa sino una consecuencia más bien inevitable de su previa «focalización».

Ni para el gobernador Urtubey, ni para los empresarios que embobados escucharon su complicado discurso, es importante que en la Provincia gobernada por el magnífico expositor (un moderno predicador de buenaventuranzas que haría empalidecer al mejor Jesucristo del Mar de Galilea) se produzcan espectáculos inhumanos. Lo que importa, a unos y otros, es que las políticas, asistenciales o no, sean «trazables». No tanto que se transmita al mundo espectáculos como el que cualquier occidental podría ver en Mali, en Yemen o en países sumidos en conflictos bélicos o atravesados por divisiones étnicas.

Tan desesperados estaban los ciudadanos aislados por que venga el gobierno y los «trace», que en esa vorágine de desorden y polvo levantado por el traca-traca del helicóptero se olvidaron de agradecer a Urtubey por tenerlos en cuenta en su particular «track&trace».

¿La dignidad? Bien, gracias.

Porque Urtubey y sus «traceable boys» han hecho el siguiente cálculo: si «esta gente» -como les llaman- ha vivido toda su vida sumergida en la vergüenza de la pobreza, ¿qué motivo tendrá para reivindicar su dignidad ahora?

Es mejor -y sobre todo más liviano para las cuentas públicas- tratarlos como hienas. Pero claro, luego aparece un cacique con celular y el edificio de la «trazabilidad» se viene al suelo en cuestión de minutos.

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