
La Primera Dama de la Provincia de Salta, Isabel Macedo, ha reaccionado como la mujer de Henry Ford al ver un automóvil en movimiento por primera vez en su vida. Con las manos juntas a la altura del esternón y con un inequívoco gesto de asombro, la esposa del Gobernador de la Provincia, demuestra que, o bien en su casa todavía se cocina a leña o bien que le parece un milagro de su marido el que salga el gas en una casa de El Quebrachal.
La escena hace pensar que de haber visto la señora Macedo abrir un grifo de la casa y que de él sale agua, hubiera entrado ya en una especie de trance místico del que habría sido muy difícil sacarla, al menos sin la ayuda de un exorcista registrado en la Arquidiócesis.
Probablemente, a la hora de hacer su gesto de asombro la señora Macedo no ha reparado que el «adelanto» que supone el gas natural en la casa de la señora Tomasa Díaz llega con unos sesenta años de retraso. Claro, no todos esos años son culpa de su marido. Pero de al menos una sexta parte de ese tiempo su marido tiene que hacerse cargo.
Lo que hay que tener en cuenta, además de los pulsudos locros que podrá preparar la familia Díaz a partir de ahora, sin temer agotar la garrafa, es que El Quebrachal es una de las ciudades más pobladas del Departamento de Anta y que es una auténtica vergüenza que a las familias les llegue el gas natural en 2017. Siempre es mejor que haya gas a que no haya, pero de ahí a celebrar con las manos juntas a la altura del pecho que alguien tiene gas, es más o menos como festejar que alguien haya dejado de andar en patas para calzarse zapatillas.
Sabia, como todas las amas de casa anteñas, la señora Tomasa Díaz sigue firme con la garrafa al lado de la cocina (ver el costado izquierdo de la foto). Por las dudas; no vaya a ser cosa de que Gasnor no bombee lo suficiente este invierno y deba volver al gas envasado.
Si eso ocurre, debería volver a invitar a su casa a la señora Macedo; esta vez para acordarse de toda su parentela.