
Pero la realidad -que no necesitamos escarbar en profundidad sino rascar un poquito- nos demuestra que los mismos que se rasgan las vestiduras en defensa de la presunción de inocencia (la propia, por supuesto) y del derecho al honor, no respetan en absoluto la intimidad ajena.
Así se desprende de la extravagante solicitud del diputado Manuel Santiago Godoy para que la Secretaria Informática de la Corte de Justicia exhiba el historial de navegación en el sitio web del Consejo de la Magistratura de una de las personas que tomó parte en los desgraciados concursos para juez de la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial. Todo ello, por supuesto, sin pedirle su consentimiento o su autorización a la persona afectada.
Por supuesto que se han visto excentricidades parecidas, pero muy pocas veces protagonizadas por responsables políticos que antes de ocupar un cargo juraron respetar la Constitución y los tratados internacionales sobre Derechos Humanos.
Acceder a una medida de tal naturaleza (es dudoso que la Secretaria Informática de la Corte se preste a hacer semejante cosa) no solo supone, en general, un avasallamiento al derecho a la intimidad de las personas, sino también una posible (posiblemente muy grave) violación al secreto de las comunicaciones, protegido de forma inequívoca y consistente por nuestra Constitución y nuestras leyes. Por suerte, la violación no se ha consumado.
Solo actúa así quien se siente que está por encima de las instituciones y más allá del alcance de la Ley.
Lo que es de lamentar es que quien «ordena» a una funcionaria judicial con tanta soltura de cuerpo que revele datos protegidos, sin intervención ni autorización de ningún juez de la Provincia, es el mismo que luego toma complicadísimos exámenes a quienes van a impartir justicia a nuestros comprovincianos.
Muchos, a la luz de este descabellado precedente, ya están pensando en pedir que los tribunales examinadores del Consejo de la Magistratura sean presididos por Incitatus, el equino al que el emperador Calígula quiso convertir en cónsul del imperio.
Sería muy interesante que el diputado exhibiera, voluntariamente, a todos los ciudadanos su log de llamadas telefónicas, desde el año 2011 en adelante.