Urtubey la embarra al referirse a la detención de Milagro Sala

«El proceso judicial que se sigue en su contra [contra Milagro Sala] nada tiene que ver con la política si no con la delincuencia común», ha dicho ayer el Gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, en declaraciones recogidas por el sitio web jujuyalmomento.com.

De este modo tan impreciso, el Gobernador salteño ha salido a negar que la detenida Sala tenga o deba tener la consideración de «presa política», como reclaman algunas organizaciones del entorno de Tupac Amaru.

El error es doble:

(1) Por que el proceso judicial contra Milagro Sala tiene todo que ver con la política, porque es en el ejercicio de esta actividad y no en la venta de pimientos al por mayor que presuntamente se han cometido los hechos que se reprochan jurídicamente a la dirigente barrial; y

(2) Porque los delitos de que se acusa a Milagro Sala distan mucho de tener la consideración de delitos comunes. Para empezar, el delito (menor) por el que Sala fue originalmente detenida (el de instigación a cometer delitos) deja de ser un delito común por el simple hecho de que la exhortación, presuntamente criminal, efectuada por Sala se ha producido en el ejercicio de su actividad política. Tampoco es común el delito de asociación ilícita y mucho menos lo es el de desvío de fondos públicos, una conducta reservada a aquellos ciudadanos que tienen contacto con la administración o con el gobierno.

Más errores

La opinión de Urtubey sobre la situación procesal de Milagro Sala demuestra un respeto nulo por la presunción de inocencia, ya que olvida que sobre la detenida no pesa ninguna condena firme.

Se equivoca Urtubey cuando dice que Sala “está siendo juzgada por la comisión de delitos comunes no políticos”. El error no tiene que ver esta vez con la naturaleza de los delitos sino simplemente con el hecho de que Milagro Sala no ha sido sometida aún a juicio plenario y contradictorio alguno. En otras palabras, que nadie «la juzga».

Los procesos en su contra se encuentran, en su mayoría en fase de investigación (en algunos casos, muy preliminar), por lo que las certezas judiciales en esta etapa del proceso son todas precarias e inestables. Sala aún no ha enfrentado «un juicio», como parece desprenderse de las palabras de Urtubey, ni ha tenido ocasión de defenderse con todas las pruebas y recursos a su alcance.

Otra equivocación notable se desprende del siguiente párrafo: “Si una persona está detenida porque robó, amenazó y está sospechada por la muerte de un militante de ese propio espacio y haya que liberarla porque tiene posiciones políticas distintas al gobierno, es entrar en un terreno muy difícil”.

Esto significa que Urtubey ya ha juzgado, adelantándose a los jueces que tienen la competencia y la jurisdicción exclusiva en la materia. Milagro Sala no está detenida por robar, amenazar y estar sospechada del homicidio de alguien (esta circunstancia solo podría surgir de una condena y no de una simple medida cautelar en la fase sumaria del proceso). Está detenida porque -en principio- su libertad podría entorpecer la investigación judicial a que está sometida; y, eventualmente, porque existe peligro de fuga. No es que Urtubey no sepa esto. Es que no lo respeta, ni para los jujeños ni para los salteños.

Desprecio a la ONU

Una frase final desnuda todo el chauvinismo que porta el Gobernador de Salta: “La Argentina tiene que dar todos los informes que tenga que dar, pero nosotros somos un país libre e independiente. Tenemos que explicar todo, pero también hay que entender que muchos organismos idealizan e imaginan cosas que nada tiene que ver con la realidad. Somos nosotros los que vivimos acá”.

Así pues, en opinión de Urtubey, la ONU imagina también los bombardeos sobre Alepo, el expansionismo ruso en Crimea, las epidemias en el África, las pruebas nucleares norcoreanas y -cómo no- los derechos soberanos argentinos sobre las Islas Malvinas. Para el Gobernador de Salta, estas son «imaginaciones» que nada tienen que ver con la realidad.

El que tiene la posta es «el que vive acá»; el que vive afuera no se entera.

Lo curioso es que Urtubey no vive acá; o mejor dicho, vivía pero desde que estuvo de novio primero y casado después ha dejado de vivir (en el sentido que esta palabra tiene de habitar un territorio). Nadie sabe ahora dónde vive ni cuál es el asiento principal de sus negocios (léase «asuntos»).

Quizá el Gobernador de Salta viva -y no quiera decirlo- en esa misma nube de imaginación en la que viven los [tuertos] observadores de la Organización de las Naciones Unidas.

Fuente: Jujuyalmomento.com