Jolgorio, consumo de alcohol y violencia contra las mujeres en Salta

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Hace pocos meses, un alto funcionario del Ministerio de Derechos Humanos de Salta reconoció que durante el tiempo que dura el carnaval, aumentan de modo notable los casos de violencia contra las mujeres.

No se trata, evidentemente, de una casualidad del calendario, sino de que la diversión desenfrenada, propia del carnaval, constituye el caldo de cultivo ideal para las actitudes violentas y machistas. Detrás del fenómeno se oculta, sin dudas, el aumento del consumo de alcohol y de otras sustancias durante el tiempo de carnaval.

A pesar de esta triste realidad, el gobierno provincial sigue fomentando con dinero público la diversión descontrolada, lo cual resulta inexplicable si se tiene en cuenta que rige desde hace más de dos años en todo el territorio provincial una declaración de emergencia social por violencia de género.

Ahora, tras el previsible naufragio del proyecto que intentó implantar el voto electrónico salteño en las elecciones nacionales, la pulsión marketinera del Gobernador de la Provincia se ha orientado hacia otra empresa privada -en este caso, Cerveza Salta-, a la que el mandatario ha salido a vender por los canales habituales, bajo una curiosa consigna: desalentar el consumo de alcohol entre los menores de edad, prohibiendo su venta.

Es razonable pensar que si el consumo de alcohol se encuentra detrás del 90% de los casos de violencia contra las mujeres y de un 65% de los casos de accidentes graves de tráfico, la campaña del gobierno (del mismo gobierno que ha declarado la emergencia por violencia de género) deba tener por objetivo el de desalentar el consumo de esta sustancia, pero no solo entre los menores de edad, sino también entre adultos.

El mensaje del gobierno no puede ser más dañino, sobre todo si se recuerda que la Organización Mundial de la Salud ha dicho con mucha claridad, y en más de una ocasión, que «el uso nocivo del alcohol tiene grandes repercusiones en la salud pública, y está considerado como el tercer factor de riesgo más importante de muerte prematura e incapacidad».

Hubiera bastado que el Gobernador se abstuviera de patrocinar a Cerveza Salta para quedar bien frente a los que demandan a su gobierno reducir urgentemente la cifra de muertos en las carreteras y la de mujeres agredidas por sus parejas o exparejas.

Y mejor todavía habría quedado si, al mismo tiempo de dejar a las empresas que venden bebidas alcohólicas que se arreglen por su cuenta con las herramientas que les proporciona el mercado, hubiese «instruido» a su Ministro de Cultura para que decrete el final de las subvenciones que su gobierno otorga generosamente a los festivales folklóricos y bailes de carnaval.

Aunque podría hacerlo, al gobierno no le conviene prohibir (ni el consumo de alcohol ni la diversión); pero de él se espera que no fomente ni lo uno ni lo otro; ni de forma activa ni de forma pasiva. Sobre todo, cuando su intervención facilitadora se traduce en unas cifras de muertos que deberían llenar de vergüenza a los salteños.