
Si nos fiamos de su palabra -y no hay motivos para no hacerlo (*)- debemos entonces tomarnos muy en serio su afirmación de que Greenpeace miente y que el gobierno de Salta «no puede caer en un proteccionismo no productivista» (sic).
@QuePasaSalta Greenpeace MIENTE, este gobierno no puede caer en un proteccionismo no productivista. Nuestros profesionales lo evalúan en EIA
— Baltazar Saravia (@MtroSaravia) August 6, 2014
La novedad de este tuit no consiste en la dura acusación a Greenpeace (que por otra parte era de esperar) sino en el hecho de que el gobierno al que pertenece el señor Saravia se declare abierta y alegremente productivista.
¿Lo habrá consultado Saravia con el Gobernador?
Si la respuesta a esta pregunta es afirmativa y es el Gobernador de Salta quien realmente piensa que su gobierno es «productivista», la cosa cambia de color castaño a oscuro.
Se puede definir al productivismo como la creencia de que la productividad mensurable de la economía y el crecimiento económico es el fin último de la organización humana; lo cual, si es así, contradice frontalmente el tan cacareado discurso de don Juan Manuel Urtubey en el sentido de que su gobierno trabaja para poner al hombre en el centro de las políticas del Estado.
El productivismo o, para mejor decir, los productivistas entienden que la mayor producción de bienes materiales posible es necesariamente buena para la economía y la sociedad, sin que para ello importe mucho instrumentalizar al hombre, adoptar formas de organización del trabajo degradantes o, desde luego, abusar de los recursos del planeta.
Ni desaprensión por nuestros recursos naturales, Ni la lógica de proteccionismo antiproductivista
— Baltazar Saravia (@MtroSaravia) August 6, 2014
Anthony Giddens define al productivismo como un ethos en el cual el factor trabajo, entendido como empleo remunerado, ha sido separado de una manera muy clara de otros ámbitos de la vida. Según Giddens, es el trabajo el que determina si los individuos sienten que valen la pena o son socialmente valorados.
Un gobierno productivista, por tanto, es aquel que promueve el crecimiento económico a toda costa y que está convencido de que todo crecimiento es bueno, sin que le importe demasiado el hecho de que el aumento de la productividad de la economía pueda interferir con los demás procesos que regulan la vida en el planeta y que determinan las relaciones entre los seres humanos.
Tal vez convendría que el señor Saravia, ya que forma parte de un gobierno que se dice humanista y cristiano, revise sus papeles de «especialista» y desmienta esta apresurada y superficial profesión de fe productivista, habida cuenta de que el productivismo tiene, en todo el mundo (incluida Salta) una connotación claramente peyorativa.
Debería hacerlo así, al menos, para que la gente común no crea, a partir de sus palabras, que lo único que persigue el gobierno de Salta es el crecimiento sin límites de la producción de bienes de consumo y que, si acaso de vez en cuando, en sus ratos libres, también se preocupa por otro tipo de crecimiento, como el que supone la mejora del talento, la creatividad y el genio personal de los seres humanos.
Aunque lo más probable es que el señor Saravia, como alto especialista que es, crea en realidad que la alta especialización que ha logrado en su vida profesional alcanza su cénit con la entrega demagógica de anafes.
(*) Cuenta falsa
La oficina de prensa del Ministerio de Ambiente y Producción Sustentable de Salta (no el ministro en persona) ha enviado a los medios una comunicación (sin firma de persona responsable) en la que se afirma que la cuenta de Twitter @MtroSaravia es falsa.El primer párrafo de la citada comunicación dice lo siguiente: El Ministro De Ambiente y Producción Sustentable, Baltasar Saravia informa que el perfil de Twitter @MtroSaravia es una cuenta falsa ya que no utiliza redes sociales en primera persona para comunicar y difundir acciones de Gobierno ni para responder a organismos o terceros.